Según la nota de prensa, "el uso, almacenamiento y venta" de bolsas de plástico de cualquier tipo será prohíbido en la ciudad. Esto significa que los clientes y comerciantes que utilicen este tipo de material pueden afrontar una multa de 1.000 euros y una posible pena de cárcel por utilizar bolsas no biodegradables.
Delhi se ha llenado de bolsas de plástico en los últimos años, a medida que la economía de la ciudad fue creciendo y se fue imponiendo el estilo occidental de compra. Los ecologistas indios aseguran que se utilizan más de 10 millones de bolsas de plástico cada día en esta ciudad. Las calles están llenas de ellas y este material necesita cientos de años para descomponerse, además de incrementar la demanda de petróleo, ya que esta es la materia prima de la que se fabrican las bolsas.
Al principio la restricción será más ligera, para darle tiempo a la gente a acostumbrarse a llevar su propia bolsa de otro material al ir de compras.
Los periódicos indios afirman que la policía de la ciudad no desea "andar arrestando a la gente, y no se iniciará un control de forma inmediata; una vez entiendan que utilizar bolsas de plástico les puede llevar a la cárcel, comenzarán a usar otro material". Las fábricas de estas bolsas serán clausuradas.
Esta medida ha sido tomada en parte por la presión de los ecologistas, que informaron en repetidas ocasiones a las autoridades de que la acumulación de agua en bolsas dispersas por las calles podrían ser focos de infección de enfermedades como la malaria o el dengue.
Hay evidencia de que una prohibición así puede funcionar, pues ya se ha puesto en práctica en países como Ruanda, Bután y Bangladesh.