No debemos depender del crudo: debemos dejar al petróleo antes de que nos deje a nosotros Estamos a punto de entrar en un nuevo orden energético. Durante las próximas décadas, nuestras reservas de petróleo empezarán a agotarse y es imperativo que los gobiernos, tanto en los países productores como en los consumidores se preparen para ese momento. No debemos depender del crudo hasta su última gota, debemos dejar el petróleo antes de que nos deje a nosotros. Eso significa que debemos encontrar nuevas soluciones pronto. Incluso ahora, estamos viendo un cambio en el balance de poder, alejándose de las compañías internacionales privadas. En áreas como el Mar del Norte o el Golfo de México, la producción está en declive. Las fusiones y las adquisiciones permitirán a los "grandes del petróleo" reemplazar sus reservas durante un tiempo, y las nuevas tecnologías les permitirán alargar la vida de los pozos existentes y penetrar en concentraciones marginales y difíciles de alcanzar. Pero esto no cambiará el problema subyacente. La producción de las compañías privadas está llegando a su cenit. Tendrán que encontrar nuevas maneras de seguir con sus negocios. Cada vez más, los niveles de producción van a ser establecidos por unos pocos países en Oriente Medio. Esto no significa necesariamente un retorno inmediato a los choques de precios de los 70, porque los países productores han aprendido que la estabilidad está entre sus intereses. Incluso así, no es seguro que estén listos para aumentar la producción para satisfacer la creciente demanda mundial. Disponer de nueva capacidad lleva tiempo. En el lado de la demanda, vemos dos grandes transformaciones. Cuando ha sido posible, ya se ha sustituido el petróleo, particularmente para uso industrial, calefacción doméstica y generación eléctrica. En el futuro, el petróleo se utilizará principalmente en el sector del transporte, donde no hay alternativas fácilmente disponibles. La otra transformación es que la mayor parte de la demanda está viniendo, y vendrá en el futuro, de China y India. Aquí, de nuevo, la posesión de coches es el principal vector. En 2020, India será el tercer mayor importador de petróleo del mundo, y esperamos que China estará importando 13 millones de barriles en 2030, es decir, otros Estados Unidos en el mercado. En términos de ventas de coches, estimamos que para 2015 como muy tarde, se venderán más coches en China que en los EE.UU. ¿Qué significa todo esto para el precio del petróleo? Las señales dicen que si los productores no traen mucho más petróleo a los mercados, veremos precios muy altos, quizás de 150$ el barril en 2030. Si los gobiernos no actúan rápido, las ruedas pueden salirse aún antes. Los países desarrollados y consumidores de petróleo pueden hacer varias cosas para suavizar la transición hacia el nuevo orden energético. Una sería incrementar la eficiencia de los vehículos. Otra sería hacer un mejor uso de los biocombustibles, aunque para que sean útiles, se deberían producir de manera barata en países en desarrollo como Brasil, no por agricultores fuertemente subvencionados en el mundo desarrollado. Los altos precios también hacen rentable producir combustibles de fuentes no convencionales, como las arenas asfálticas. Pero esto requiere abundante energía, principalmente del gas natural, y el proceso emite mucho CO2. Las arenas asfálticas son atractivas, pero como los biocombustibles, nunca reemplazarán el petróleo de Oriente Medio. A largo plazo, debemos encontrar una forma alternativa de transporte, posiblemente coches eléctricos, con la electricidad proveniente de centrales nucleares. Lo realmente importante es que aunque no se está acabando el petróleo, se nos está acabando el tiempo. |