19/12/2007 - 16:19h

Francia, con 58 nucleares, tiene que importar electricidad

Pilons elèctrics
Según un comunicado de prensa de la red Sortir du Nucléaire, a pesar de la necesidad de ahorrar energía, Francia acaba de batir su récord de consumo de electricidad con una potencia de 88,9 GW a las 19 h del lunes 17 de diciembre y de 88,2 GW el martes 18 de diciembre a las 19h.
Aunque las temperaturas son frías, no son extrema. Entonces, ¿cómo explicar un consumo tal que obliga a Francia a importar electricidad?

Esta situación es la consecuencia directa del «todo nuclear» impuesto en Francia desde hace treinta años: para legitimar la construcción de 58 reactores atómicos, EDF y el Estado establecieron el parque de calefacción eléctrico más grande de Europa,[1] que implica un consumo excesivo de electricidad y que, por otra parte, es un método de calefacción ruinoso para los consumidores. La calefacción eléctrica que afecta el poder adquisitivo de los hogares más pobres está por otra parte prohibida en Dinamarca en todas las nuevas construcciones.

La energía nuclear, cuya producción falta de flexibilidad, es incapaz de responder a las puntas de consumo de las cuales es, con todo, responsable. De hecho, cuando hace frío como ahora, es necesario hacer funcionar centrales de carbón y de fuel que emiten grandes cantidades de CO2, y también importar muy cara electricidad desde los países vecinos. ¿Pero estos últimos podrán proporcionar siempre la electricidad que necesita Francia? ¿Francia no está bajo la amenaza de una escasez de electricidad en caso de nuevas reducciones de la temperatura y/o de indisponibilidad de medios de producción?

Ahora bien, es posible salir rápidamente de este callejón sin salida energético. Según el estudio sobre salidas de la energía nuclear en 5 ó 10 años publicado por la red Sortir du Nucléaire, una campaña vigorosa de ahorros energético y de energías renovables durant 5 años podría disminuir el consumo eléctrico de Francia en un 20%. Para ello, sería necesario poner en marcha un programa de aislamiento de los edificios antiguos y sustituir los equipamientos más codiciosos de energía (electrodomésticos y alumbrado) por aparatos más sobrios. Sería necesario, también, sustituir la calefacción eléctrica y los calentadores de agua eléctricos por instalaciones de calefacción que utilizan la biomasa (madera, residuos de cosecha, residuos orgánicos) y por los paneles solares térmicos. 

El ahorro energético y las energías renovables permitirían a Francia mejorar realmente su independencia energética y disminuirían sensiblemente su factura energética. Estos programas crearían por otro lado mucho más empleo que la construcción del reactor nuclear EPR en Flamanville, una inversión inútil y peligrosa.

Ha llegado el tiempo de cambiar nuestra manera de producir y consumir la energía para evitar estos picos de consumo y los riesgos de escasez que conllevan.

[1] Siete millones de hogares se calientan con electricidad en Francia.
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