A pesar de todo, como que buena parte del gas ruso hacia el oeste de Europa pasa por Ucrania, se teme que una crisis los acabe afectando. De hecho, ya pasó el 2006, cuando Kiev y Moscú se enfrentaron por la subida del precio del gas, y Gazprom cortó el suministro a Ucrania y, de rebote, suspendió los barcos de gas hacia Europa.
Por otra parte, Moscú podría probar de utilizar el gas como medida para obtener más contrapartidas políticas, sobre todo después de la revolución naranja, que puso el gobierno ucraniano en manos de los pro-occidentales Viktor Yushchenko y Yulia Tymoshenko.