El proyecto de la planta báltica de GNL tenía un valor de tres mil millones de euros y una vez construida debía producir entre 5 y 7,2 millones de toneladas de gas licuado al año. La razón de haber renunciado al proyecto es, como lo explicó el presidente de Gazprom Alexéi Miller, exclusivamente económica. El tendido del gasoducto North Stream y la explotación del yacimiento de Shtokman, en cuyo marco también se planea construir una planta de licuefacción, son más competitivos que el de la planta báltica, aseguró Miller. El problema es que para hacer realidad este último proyecto había que ampliar la infraestructura de transporte de gas en el noroeste de Rusia, lo que redundaba en un encarecimiento de 100 dólares por cada 1.000 metros cúbicos de gas.
Si la muerte súbita del proyecto de la planta báltica es una mala noticia para Iberdrola y Repsol "Zapatero había intervenido ante Putin para que las empresas españolas pudieran participar en él- peor es para Petro-Canada, que ahora deberá revisar a la baja su proyecto de construcción de la terminal de regasificación Gros Cacouna en Quebec, donde debía llegar el GNL ruso. En cuanto al gas licuado que obtendrá en la futura planta de Shtokman, éste ya no cruzará el Atlántico, sino que será vendido principalmente en Asia y en los países europeos, donde aún no llegan los gasoductos, según opinan los especialistas.