Los líderes del G8 y del G20 que se reúnen este fin de semana en Canadá tienen la oportunidad de poner fin a la adicción global a los combustibles fósiles. Para ello Greenpeace les pide que mantengan su promesa de acabar con los subsidios a las grandes petroleras y al carbón.
Greenpeace pide a los líderes del G8 y del G20 que pongan fin a los 100 millones de dólares anuales que los países industrializados dedican a subvencionar la contaminación de los gigantes del petróleo como BP así como a los productores de arenas bituminosas. La organización ecologista ha elaborado una lista de demandas para los líderes de ambas cumbres, que representan los mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo (1).
Mientras continúa brotando petróleo de la plataforma Deepwater de BP a las aguas del Golfo de México, los líderes del G8 y del G20 siguen apoyando a la industria de los combustibles fósiles. Si se mantiene este apoyo a una industria que ha demostrado primar los beneficios sobre la seguridad y el cuidado del medio ambiente, habrá más desastres como el ocurrido en el Golfo de México y cada vez nos acercaremos a un cambio climático más irreversible.
Ambos grupos se reunieron el año pasado y se comprometieron en la prevención del cambio climático (G8) y en la eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles (G20).
"Es hora de que el mundo deje de dar limosnas a los gigantes del petróleo como BP y a los productores de arenas bituminosas que están haciendo verdaderos estragos en nuestro medio ambiente", ha declarado Kumi Naidoo, director de Greenpeace Internacional. "Ese dinero es necesario para poner en marcha una revolución energética y frenar los efectos más catastróficos del cambio climático y no se debe desperdiciar en engordar a las compañías más ricas del mundo y a sus accionistas. Cualquier duda a la hora de actuar por parte del G8 y de los jefes de Estado del G20 sería peligrosa e inmoral".
100 mil millones de dólares al año es exactamente la misma cantidad de dinero que los países industrializados prometieron dar en Copenhague para ayudar a los países más pobres del mundo a avanzar hacia un futuro basado en energías limpias, para adaptarse al cambio climático que devasta a sus comunidades, y para salvar los bosques. Hasta ahora, no se sabe de dónde sacar ese dinero; es evidente que se está gastando en otras cosas.
Para liderar al mundo en la construcción de un futuro verde para la energía - libre de vertidos de petróleo, de arenas bituminosas y diseñado para evitar los efectos catastróficos del cambio climático - el G20 debe crear las condiciones financieras y reguladoras para el comienzo de una economía verde basada en el ahorro, la eficiencia y las energías renovables.
Además de recortar los subsidios a los combustibles fósiles y desviar fondos para financiar un futuro con menos emisiones de carbono, Greenpeace pide también a los líderes del G8 que cumplan sus promesas de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 °C.
En este momento, las promesas de reducción de emisiones en el marco del denominado Acuerdo de Copenhague son tan insuficientes que lograrían un aumento de la temperatura media global de 3 °C, llevándonos al caos climático. Greenpeace recuerda que el G8 puede y debe actuar para cumplir con sus compromisos climáticos, garantizando que las emisiones de gases de efecto invernadero lleguen a su máximo para 2015 y sucesivamente, caigan más cerca posible a cero para el año 2050, los niveles de 1990.
Greenpeace estará en la cumbre del G20 en Toronto, como observador de la reunión y para instar a los políticos a que actúen de forma contundente.
"¿Queremos ser la generación que rompa la adicción a los combustibles fósiles de una vez por todas y que dé comienzo a una verdadera revolución energética?", preguntó Naidoo. "Ésta es una oportunidad para los líderes en el G8 y del G20 para que aprovechen el momento y abran el camino".