El modelo energético español debe «aprovechar al máximo los recursos autóctonos, tanto fósiles como renovables (cumpliendo el actual plan de reserva estratégica del carbón 2006-2012 y el nuevo modelo de desarrollo integral y sostenible de las comarcas mineras) y aprovechar las actuales instalaciones nucleares al máximo, suspendiendo el programa de cierre de estas instalaciones, salvo por motivos técnicos y de seguridad, para permitir la reinversión de los excedentes empresariales en I+D+i, que permitan su futura sustitución por tecnologías de combustión limpia del carbón y renovables gestionables». Ésta es una de las conclusiones de la resolución sobre política energética del V Comité Federal de FIA-UGT, que se celebró el pasado 18 de junio en Madrid.
El sindicato propone un cambio del modelo energético español, que califica de «insostenible», debido, principalmente, a la «alta dependencia exterior», que alcanza casi el 90 por ciento. Lo cierto es que la coyuntura económica y energética que vive en los últimos meses un mundo globalizado en el que los países emergentes, principalmente China y la India, se han incorporado en tromba al consumo, ha situado las materias primas y el petróleo a unos precios astronómicos. El viernes el barril de Brent estaba por encima de los 142 dólares. Esta situación ha impactado notablemente en una economía como la española, que mantiene un modelo productivo intensivo en el consumo de energía. Una energía que proviene principalmente del gas y del petróleo y, por tanto, del exterior, además de ser altamente contaminante. Ante este panorama, FIA-UGT plantea el máximo aprovechamiento de nuestros recursos: carbón y las energías hidráulica, solar y eólica.
España, un país cada vez más seco y con precipitaciones irregulares, es una auténtica potencia mundial en energía eólica y solar fotovoltaica. El carbón es el único combustible fósil que se encuentra en abundancia en nuestro subsuelo. Sin embargo su utilización intensiva, la de las tres fuentes de generación, para que sea sostenible económica y medioambientalmente, requiere de una fuerte inversión en I+D+i para desarrollar, por ejemplo y entre otras cosas, la tecnología de combustión limpia de carbón por captura de CO2. Si esta tecnología se desarrolla, la hulla española puede vivir una nueva época de esplendor, con lo que esto supondría para las comarcas mineras españolas en general y para las asturianas en particular.
De hecho, países como Gran Bretaña o Alemania están volviendo al carbón e, incluso, han reabierto explotaciones abandonadas hace años. La UE, por su parte, prepara diez plantas de referencia en la investigación de la combustión limpia de carbón, una de las cuáles podría esta en Ponferrada. El propio ministro de Industria, Miguel Sebastián, asegura que la combustión limpia de carbón es «una gran oportunidad para el mineral autóctono», que él mismo calificó de «estratégico».
Pero, quizás, la gran novedad que aporta la reflexión de FIA-UGT es la solución que habrá que adoptar mientras estas nuevas tecnologías se desarrollan. Y es que la federación dirigida por Antonio Deusa plantea que el Gobierno aparque su programa de cierre de las centrales nucleares, una de las propuestas estrella de Rodríguez Zapatero, y «aproveche al máximo» estas instalaciones hasta que pueden ser sustituidas por estas nuevas fuentes de generación «limpias». FIA-UGT precisa en su resolución que esto no supone una puesta por la energía nuclear ni parte del «interesado debate sobre la necesidad de relanzar un programa nuclear que, lejos de obedecer al interés general del país, lo hace a intereses económicos privados, por lo que insisten una y otra vez en sustraer dicho debate del oportuno y necesario análisis general sobre el modelo energético de país y de tratar el asunto como si la energía nuclear por sí misma fuera la "solución con mayúsculas" a los problemas de nuestro sistema, cuando esta tecnología es cuestionable en términos de dependencia, medioambientales, de seguridad y también en términos económicos».
El sindicato lanza, pues, sus ideas para el debate. Un debate que permita «diseñar y consensuar un modelo energético de país sostenible en términos de aprovechamiento de los recursos propios, de garantía de suministro, con competitividad económica, y medioambientalmente respetuoso con nuestro entorno, todo ello liderado por el Estado y con la implicación del resto de administraciones». Para ello se pide la creación de «un Observatorio de la Energía, con la participación de todos los agentes implicados, como mejor instrumento para la canalización de las ideas y propuestas que, como sindicato, tenemos que aportar en la búsqueda de soluciones realistas a los problemas que, por, la ausencia de una política energética adecuada, se trasladan en la tarifa al conjunto de la sociedad y con especial alcance a la industria y al empleo».
Así, aparte de la ya citada, las «recetas» que FIA-UGT propone para superar la crisis y cambiar el modelo español con el fin de «garantizar el suministro y hacerlo sostenible social, económica y medioambientalmente» pasan por «establecer un modelo de tarifa social que recupere la progresividad, combinando los precios por tramos, eliminando el término de potencia en el primero, y la aplicación de un IVA distinto en función de dichos tramos, considerando en cualquier caso el número de miembros de la unidad familiar que convivan en un mismo domicilio» . En segundo lugar, «revisar la incidencia de la liberalización de las tarifas industriales en la competitividad de nuestro tejido industrial y económico frente a las políticas menos liberalizadoras de otros países, de manera que si no fuera posible dar marcha atrás en el proceso liberalizador, se adopten medidas fiscales correctoras, así como por la vía de los Presupuestos del Estado (incentivos a las renovables, a los recursos autóctonos y al I+D+i) que impidan que los altos precios de la energía determinen la huida de inversión a otros países con las consiguientes consecuencias para el empleo y la economía». Además, «mejorar sustancialmente las interconexiones de transporte de gas y electricidad con nuestros países vecinos, junto con nuestra capacidad de almacenamiento, para garantizar el abastecimiento, unido a una política de contención y ahorro en la demanda interna, recuperando el concepto de servicio público y estratégico para el desarrollo del país».