Todas las tendencias señalan en la misma dirección. El transporte es el sector que más se aleja de los propósitos contemplados en el Protocolo de Kioto (reducción de emisiones) y ratificados cumbre tras cumbre (Bali fue la última, hace tres meses) por todos los gobiernos (o casi todos) del mundo.
El último informe que, sobre el particular, ha publicado la Agencia Europea de Medio Ambiente -"Clima para un cambio en el transporte", marzo de 2008- aporta muchos datos y muy concluyentes. Para empezar, el transporte de mercancías crece más rápido que la economía. Crece también el transporte de pasajeros, tanto por carretera como por vía aérea.
Por partes. La industria del automóvil ha introducido mejoras tecnológicas que han incrementado la eficiencia de los vehículos. El problema es que el extraordinario incremento del uso del coche y el descenso en la tasa de ocupación del mismo han neutralizado esas mejoras. Así, la población de las ciudades europeas continua expuesta, según la Aema, a amenazas a su salud por culpa de la contaminación atmosférica producida por el tráfico rodado.
Más aviones, más pasajeros, más CO2
Más. El transporte aéreo de pasajeros también ha introducido mejoras tecnológicas más que considerables, según el informe de la Agencia. Pero el problema es el mismo: el crecimiento -"rápido"- de ese sector ha neutralizado todas esas mejoras y las emisiones totales del mismo crecen asimismo "rápidamente".
Mejores tasas de emisión por pasajero y kilómetro (y por tonelada y kilómetro) presenta el transporte ferroviario, que ha crecido a lo largo de los últimos años "en términos absolutos". El problema es que el ferrocarril ha crecido mucho, mucho menos que los otros modos de transporte y su cuota (en el reparto modal) es ahora más pequeña que hace quince años, pues ha perdido un 5,8% de su peso en el ítem pasajero transportado por kilómetro y un 10% en cuanto a tonelada transportada por kilómetro.
Así las cosas, y según el informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente, alcanzar los ambiciosos objetivos marcados por la hoja de ruta de Bali requeriría que el volumen del crecimiento del transporte sea limitado del cuatro por ciento actual a un menos dos por ciento en el período 2010-2020, lejos, pues, del crecimiento del 15% que se estima sucederá si se consolidan las tendencias actuales.
Hay que replantear la política de transportes, según McGlade
Por todo ello, probablemente, la directora ejecutiva de la agencia, Jacqueline McGlade, opina lo que opina: "el transporte lleva demasiado tiempo sin rendir cuentas en el ámbito de la lucha contra el calentamiento global y las emisiones de dióxido de carbono. Las administraciones públicas y los ciudadanos tienen que replantearse radicalmente su enfoque de la política de transporte, aunque sólo sea para proteger su propia salud. No podemos seguir concediendo privilegios a las modalidades de transporte menos eficaces".
Proyecciones de corto plazo remitidas por los 27 estados de la Unión indican, según el informe de la Aema, que las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte en la UE de 2010 serán las mismas que en 2005, es decir, un 26% más elevadas que las registradas en 1990, o sea, muy lejos de los objetivos generales señalados por Kioto, Bali y la legislación europea, todos los cuales pretenden reducir el volumen de gases emitidos (con vistas al año 2020) entre un 20 y un 40%.
Según el informe Clean Air for Europe, obra de la Comisión Europea, en 2000, la UE registró casi 350.000 muertes prematuras como consecuencia de la contaminación atmosférica.
Fuente:
Energías Renovables.
Más información:
Climate for a transport change