2/07/2008 - 10:00h

Los antinucleares comparecen ante el Parlamento de Catalunya para pedir un debate sobre los 30 años de energía atómica

El Parlament de CatalunyaTanquem les Nuclears-Coordinadora por una Nueva Cultura de la Energía (TLN-NCE), compareció ayer ante la Comisión de Economía, Finanzas y Presupuesto (CEFP) del Parlamento de Catalunya para pedir un debate, con profundidad y rigor, que permita avanzar hacia un balance de lo que han supuesto 30 años de nuclearización en Catalunya.



 
Miembros de TLN-NCE comparecieron ayer ante la Comisión de Economía Finanzas y Presupuesto del Parlamento de Catalunya para pedir que el Parlamento cree una comisión de investigación y empiece un debate riguroso sobre la energía nuclear en Catalunya.

Se trata de la reiteración de una demanda realizada por primera vez hace ahora dos años (el 30 de junio del 2006), con motivo del 25 aniversario de la reunión plenaria del Parlamento en que se debatieron las conclusiones de la comisión que el propio Parlamento creó para investigar la seguridad de las tres centrales nucleares que entonces se estaban construyendo (30 de junio de 1981).

Con la reiteración de esta demanda TLN-NCE quiere aportar un nivel de rigor que contrarreste la campaña de los grupos de presión favorables a la energía nuclear, campaña que tan solo quiere evitar que esta tecnología pase definitivamente a la historia con aportaciones de dinero público. La combinación del final del ciclo de vida tecnológica de las centrales actuales (en el caso de Catalunya ya acumulan 25, 23 y 20 años de funcionamiento), la falta de perspectivas energéticas claras, y la falta de pedidos en Occidente desde la década de los años setenta, suponen el fin de la era nuclear.

Pese a la propaganda, en realidad no se ha producido ningún nuevo avance en la tecnología nuclear en los últimos 30 años. Enunciados retóricos como «reactores de cuarta o quinta generación», «avances en la gestión de los residuos», «mejoras tecnológicas», esconden que no se ha dado ningún cambio en la eficiencia, en el diseño, en los sistemas de seguridad, en el tratamiento de los residuos, etc. Lo que sí se ha dado es un despilfarro de ingentes cantidades de dinero público destinados a proyectos con siglas como SUPERFENIX, ITER, EPR, etc.

En Catalunya, y por encima del valor de la contaminación radiactiva emitida en los meses que ha durado el accidente de Ascó, hay un impacto continuado pero menos vistoso: la cotidiana contaminación radiactiva de las nucleares. El año 2006 las centrales nucleares introdujeron  82 billones de Becquerels al aire y al agua, y produjeron unas 78,6 toneladas de residuos radiactivos, entre ellos 1,6 toneladas de residuos de vida larga (más de 200.000 años de vida activa) y alta actividad radiactiva.

Es discutible la caracterización de la energía nuclear como energía «autónoma», o energía que permite la «independencia energética». Según los datos del CSN, el mineral con el que se fabrica el combustible nuclear que anualmente consumen Ascó y Vandellós proviene de lugares tan lejanos como Níger, Rusia, Canadá o Australia, es elaborado en instalaciones rusas, norteamericanas o inglesas, dejando un volumen ingente de residuos peligrosos (más de 290.000 toneladas de residuos sólidos y más de 4.200 metros cúbicos de líquidos) y emitiendo más de 800.000 toneladas de CO2.

Es necesario evaluar también con rigor las implicaciones de alargar a 40 años la actividad de las nucleares que funcionan en Catalunya, evaluar los problemas asociados a los costes, a la seguridad del suministro, las medidas a aplicar para que accidentes como el de Ascó no se vuelvan a repetir, la difusión pública de los datos de las estaciones de control de la radiactividad que gestiona la Generalitat, y la hipoteca que la energía nuclear está representando para avanzar hacia un modelo energético que se adapte a los retos que la actual crisis energética plantea a todas las sociedades ricas.

Todas éstas son cuestiones que afectan a Catalunya, y que sólo tienen cabida en un debate riguroso, en el que tengan voz todas las partes. Un debate que surja de una investigación y que se desarrolle en condiciones de control y publicidad adecuadas, como es el marco del Parlamento.

Desde hace tiempo existe una creciente conciencia social de que la sociedad no está dirigida por las personas que gobiernan (escogidas democráticamente por diferentes instancias del tejido social), sino por las que mandan (a las que no ha escogido nadie pero que controlan los mecanismos del poder económico); esta conciencia se encuentra en la raíz de un creciente alejamiento de la sociedad de la vida política y de una creciente desligitimación de las instituciones políticas. Que Catalunya pueda llevar a cabo un debate nuclear dirigido por los grupos de presión, o dirigido por las personas que representan la voluntad popular, será una prueba más de que esta conciencia se demuestre progresivamente falsa o acertada.

Las intervenciones, con los hechos expuestos y los requerimientos hechos a los grupos parlamentarios están disponibles en los siguientes enlaces (en catalán):

Presentación
Intervención 1: Joaquim Coromines Viñas
Intervención 2: Anna Rosa Martínez Prat
Intervención 3: Josep Puig i Boix
Intervención 4: Miguel Muñiz Gutiérrez
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