25/06/2008 - 11:00h

Los pocos datos aportados por el CSN evidencian que el escape de Ascó podría haber afectado a la población

Central nuclear de Ascó.Tras dos meses de espera, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) remitió, el pasado viernes, la respuesta a la segunda de las tres peticiones de información ambiental realizadas por Greenpeace sobre el escape radiactivo de la central nuclear de Ascó I a finales del año pasado. La información fue requerida por la organización ecologista al CSN el pasado 21 de abril.


A falta de un análisis más profundo de la documentación recibida, Greenpeace quiere destacar que en la respuesta del CSN queda patente que varias de las partículas que se han recogido son tan radiactivas que su incorporación en el cuerpo humano sería suficiente para superar la cantidad máxima de radiación permitida para una persona en un año.

"Al fin, el CSN da datos que evidencian que el escape ha podido tener impacto radiológico en la población". Ha declarado el responsable de la campaña sobre Energía Nuclear de Greenpeace, Carlos Bravo.

A pesar de los casi 7 meses ya transcurridos desde que ocurriera el suceso, y de los más de 2 meses desde que Greenpeace hiciera público la existencia del escape, el CSN sigue sin revelar un dato de fundamental importancia: la radiactividad total liberada al medio ambiente. Greenpeace cree que el CSN puede y debe estimar rigurosamente este dato a partir de la radiactividad que permanece en los lodos que quedan en el depósito que contenía los 50 litros de agua altamente contaminada que unos operarios derramaron sobre una rejilla de ventilación y que, tras una cadena de actuaciones irresponsables, pero conscientes, de los trabajadores, parte fue liberada al medio ambiente.

A ese respecto, Greenpeace dijo en su comunicado de prensa del 5 de abril que la fuente de radiactividad vertida al medio ambiente se estimaba que podía ser de 5 curios, valoración que, a día de hoy, más de dos meses después desde que se conociera la existencia de la fuga, se sigue considerando prudente y nada alarmista, y que nadie ha podido desmentir científicamente todavía.

Greenpeace critica que el CSN de lo único que habla es de la radiación detectada (de las partículas recogidas) -que ya es más de mil veces la que inicialmente reconoció el CSN-, pero nunca habla de la radiactividad emitida en el escape (lo que se conoce como "término fuente").

Greenpeace espera que el CSN proporcione cuanto antes esa información fundamental y no trate de hacer creer a la opinión pública que el término fuente emitido coincide con la radiactividad detectada y pide al consejo haga públicos los datos de caracterización de los lodos radiactivos del depósito de la bomba, la metodología de cálculo de la radiactividad vertida y los resultados de estos análisis.

Por de pronto, simplemente contando la radiactividad detectada hasta la fecha, que equivale a 7 milicurios, ya ha quedado demostrado que el CSN se equivocó, como mínimo, en más de mil veces en la estimación inicial, mientras que ya sólo faltan 714 veces para llegar a los 5 curios que dijo Greenpeace.

Greenpeace está, en estos momentos, analizando en detalle el listado entregado por el CSN de partículas encontradas desde el 9 de abril hasta el 19 de junio, aunque la información está incompleta ya que no proporciona detalles sobre las al menos 150 partículas encontradas antes del 9 de abril. La organización ecologista no entiende por qué no se han incluido esas partículas en el inventario ahora proporcionado por el CSN.

"Faltan datos clave para aclarar definitivamente el alcance de este suceso, pero lo que resulta cada vez más evidente es que la gestión de la central nuclear se lleva a cabo con una total incompetencia y con demasiada improvisación, poniendo en peligro la salud de los ciudadanos". Ha añadido Carlos Bravo, responsable de la campaña contra la Energía Nuclear de Greenpeace.

Greenpeace considera que la central de Ascó-1 debería ser cerrada definitivamente cuanto antes, pero como mínimo, como medida cautelar, ante esta situación, debería retirarse la licencia de explotación de esta central a sus actuales operadores, la Asociación Nuclear Ascó-Vandellós (ANAV): Endesa e Iberdrola.

En la copia del Acta de Inspección de los técnicos especialistas de Protección Radiológica del CSN llevada al cabo durante los días 5, 6 y 7 de abril, se puede constatar como el suceso fue causado por una gestión aparentemente poco responsable e irregular de unos desechos altamente radiactivos por parte de la central, una actuación que, de no haberse denunciado, quizá hubiera pasado desapercibida a la opinión pública.

Un claro ejemplo de la actitud poco seria en la gestión de la central se recoge en este Acta: "Todos coinciden en que el día 26/11/2007 las rejillas de aspiración de la ventilación en la superficie de la piscina de combustible, aspiraban aire; afirmación basada en el ruido proveniente de las mismas, y en que tras detectar contaminación en la rejilla e ir a limpiar con un trapo, este quedó adherido a la rejilla".

"No existe en realidad ninguna garantía de que este fraudulento proceder por parte de la central nuclear no se haya repetido otras veces en el pasado y en otras centrales nucleares ya que ni el CSN ni el Inspector Residente en la central se dieron cuenta de nada. Una vez más ha primado el interés económico de la empresa gestora frente a la seguridad de todos los ciudadanos". Ha concluido Sara Pizzinato, responsable de la campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace.
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