El gobernador del estado de Washington fue comminado, este martes, a rechazar un proyecto de central de carbón por el hecho que produce demasiada contaminación. La decisión del Consejo de Evaluación de las Instalaciones Energéticas, que valora la potencia de las centrales para dar los permisos de instalación, es un auténtico feo para
Energy Northwest, la coalición de 20 sociedades públicas de Washington que defienden la construcción de la central de Kalama (Washington).
El proyecto, previsto para el 2012, tenía que producir 793 MW a partir de carbón o de residuos de refinerías de petróleo, por un importe de 1,5 mil millones de dólares.
Motivo del rechazo: la central no comprendía medidas de almacenamiento del CO2 liberado. Una decisión en aplicación de una ley votada en la primavera última, que exige a las nuevas centrales eléctricas el dominio de sus emisiones de gases de efecto invernadero, preconitzando su captura y su almacenamiento bajo tierra. Una solución que, aún así, todavía no se ha probado a gran escala.
Energy NorthWest se había propuesto entonces comprar créditos de emisiones de CO2, esperando que la tecnología esté disponible más adelante y evocando el horizonte 2020 para su puesta en marcha. Pero el Consejo ha sido inflexible, arguyendo que el consorcio le proponía planes fantasiosos y a largo plazo, y ha valorado que «no basta decir que se hará un esfuerzo para conformarse a la ley». Este rechazo se inscribe en una serie de recientes reversos para las centrales de carbón de los Estados Unidos, tanto en Florida como en Kansas o Texas.
«Quemar carbón para producir energía es una respuesta del siglo XIX a los problemas a los cuales nos tenemos que enfrentar hoy», ha declarado Jan Hasselman, de Earthjustice, que representa a los grupos ecologistas unidos contra Energy Northwest. «Pensamos que es tiempo de pasar a otra cosa.»
La decisión podría dar un nuevo impulso a otros proyectos, como el de una central eléctrica al lado del río Columbia, en el estado de Washington. Sus promotores piensan poder almacenar una gran parte de los gases de efecto invernadero en las rocas de basalto que hay en este lugar.