El principal objetivo es aumentar la eficiencia energética y reducir en los posible el impacto ambiental
Una vivienda, local o edificio bioclimático es aquella capaz de proporcionar un confort óptimo a sus habitaciones aprovechando los recursos naturales y evitando el consumo de energías. Para ello, se tiene en cuenta el clima y las condiciones del entorno, que son los dos aspectos de los que dependerán el diseño, la geometría, la orientación y la construcción del edificio. Se trata, en definitiva, de reducir el consumo de energía (en calefacción, agua caliente sanitaria, refrigeración e iluminación), a la vez que se beneficia al medio ambiente al procurar el descenso de las emisiones de dióxido de carbono.
No hay que olvidar que gran parte de la arquitectura tradicional ya funcionaba según los principios bioclimáticos. De ahí los grandes ventanales orientados al sur en el norte de España, el abrigo del suelo, el encalado en las casas andaluzas, el uso de ciertos materiales con determinadas propiedades térmicas, como la madera o el adobe... Así pues, la arquitectura bioclimática se adapta al medio ambiente, es senseible al impacto que provoca en la naturaleza e intenta minimizar el concumo energético y, con él, la contaminación ambiental.
Para promover que las viviendas tengan en cuenta el ahorro energético, el medio ambiente y la salud del inquilino, se aprobó el pasado mes de marzo el Código Técnico de la Edificación (CTE), elaborado por el Ministerio de Vivienda, con el fin de contribuir a promover una mayor sostenibilidad de la edificación en España. Según datos facilitados por la Fundación Ecología y Desarrollo, en la actualidad, los edificios consumen el 20% de la energía final en España, y se estima que la implantación de las exigencias energéticas del CTE supondrá para cada edificio un ahorro energético de un 30 a 40% y una reducción de emisiones de CO2 de un 40 a 55%. En concreto, el documento de "ahorro de Energía" del CTE pretende limitar, entre otros aspectos, la demanda energética de los edificios mejorando la calidad del aislamiento de cerramientos y particiones interiores.
Además, se busca optimizar el rendimiento de las instalaciones térmicas de calefacción, climatización y agua caliente sanitaria. También se pretende conseguir una mayor eficiencia energética de las instalaciones de iluminación, a través de instalaciones adecuadas a los usos y eficaces energéticamente, y aportar una contribuición solar mínima, del 30 y el 70%, para el agual caliente sanitaria.
El Ayuntamiento de Zaragoza ha elaborado recientemente el boceto de la nueva ordenanza bioclimática y de eficiencia energética con la que se pretende reducir a límites sostenibles las necesidades energéticas, y minimizar el consumo de combustibles o de electricidad. Con esta iniciativa, el Consistorio pretende ir más allá del Código Técnico de la Edificación, aprobado por real decreto el pasado mes de marzo, y que apuesta por contribuir a mejorar la calidad de las construcciones en relación con el medio ambiente. Así, una de las apuestas más importantes del Ayuntamiento es que los edificios de nueva construcción dispongan de sistemas centrales de climatización en las azoteas, tanto de calor como de frio, y propone las instalación de un control propio en cada vivienda. De esta manera, se podrá interrumpir el servicio sin afectar el funcionamiento del sistema central o del resto de usuarios. La concejalía de Medio Ambiente también ha hecho especial hincapie en las áreas urbanas de nueva creación y recomienda la máxima disposición de las fachadas al Sur, especialmente si son viviendas unifamiliares (sean adosadas, pareadas o aisladas). Además, considera importante que en este tipo de nuevas zonas de expansión de la ciudad se plante abundante vegetación que provea de suficiente sombra en verano sobre las zonas libres de uso público y en los viales.
Fuente: Heraldo de Aragón, 10 de Julio de 2006