Cada año se producen en Europa 1.300 millones de toneladas de basura. Varios países europeos depositan estas basuras en vertederos. Aparte del negativo impacto sobre el medioambiente, ésta no es una solución a largo plazo, y es necesario buscar nuevas alternativas.
En Roma, por ejemplo, se comparó la solución de los vertederos con tres opciones alternativas de gestión de la basura:
Separar la basura en orgánica e inorgánica, se mostraba como más efectiva tanto en el impacto medioambiental como en cuanto a eficiencia energética. En este caso, la basura orgánica se convierte en biogás y en fertilizante, y la inorgánica se incinera para producir electricidad. Así podría reducirse en un 80% la basura enviada al vertedero. El impacto global de esta solución sobre el efecto invernadero sería muy positiva, ya que la generación de estas energías podrían reemplazar el uso de combustibles fósiles. En el caso del vertedero, sin embargo, un año de basuras romanas equivaldría a 1910 kilotoneladas de CO2, debido a los gases procedentes de la fermentación de la basura.