Este concepto, denominado en inglés "Cradle to Cradle", ha sido creado por el arquitecto estadounidense William McDonough y el químico alemán Michael Braungart, y aunque en principio no es nuevo, porque lo que propugna no deja de ser una arquitectura ecológica, sí que introduce algunos conceptos nuevos, sobre todo en materia de reciclaje.
Intentan imitar los ciclos de la naturaleza, en los que toda materia es reutilizada de nuevo -por eso han denominado su concepto de la cuna a la cuna, frente a lo que vendría a ser de la cuna a la tumba-, y afirman que el reciclaje convencional no es suficiente, ya que va degradando los materiales hasta que ya no son reutilizables, e incluso generan sustancias tóxicas durante el proceso de reciclaje, como ocurre con el reciclaje de papel.
No se trata de un concepto marginal; empresas como Nike, Ford, Google, IBM o Basf han pedido encargos al estudio de McDonough, y las tres primeras ya tienen construidos sus edificios.
Ford solicitó el diseño de una planta para EEUU. Su característica más destacable es que dispone de un techo vegetal acondicionado para recoger el agua de lluvia, el más grande del mundo, con cuatro hectáreas de superficie. Su función es proporcionar hábitat a la fauna local, principalmente aves, reducir los costes de energía, y proteger el tejado de los cambios de temperatura y de la degradación debido a la radiación solar, alargando así su vida útil.
Las oficinas centrales de Nike en Europa, situadas en Holanda, están construidas sin PVC, madera de bosques sostenibles, y con una estructura que permite disponer al complejo de edificios de abundante aire fresco y luz solar. Disponen, además, de una de las mayores instalaciones geotérmicas de Europa. El diseño de las oficinas evoca el paisaje holandés, con abundantes estanques y plantas locales.
En Barcelona, de la mano de Hábitat, se ha construido el proyecto Ecourban, un complejo de oficinas con tres edificios que siguen la filosofía de McDonough. La estructura del edificio está orientada 45º hacia el sur, lo que permite aprovechar mejor la luz solar. Los edificios disfrutan de un atrio interior que proporciona luz natural y permite ventilación cruzada. Sólo se han utilizado materiales ecológicos y reciclables. Uno de los techos está cubierto de módulos fotovoltaicos, que proporcionará hasta un 15% de la demanda energética del edificio, y otro de los tejados está preparado para recoger agua pluvial, que será usada para regar los jardines del complejo. Se prevé que estos tres edificios consumirán hasta un 40% menos que un edificio convencional.