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El cambio climático ha hecho que aumente la concienciación sobre la necesidad de ahorrar energía. Pero en los últimos años la creciente demanda de energía se ha visto disparada aún más por la proliferación de los aires acondicionados, un aparato que hace sólo una década se limitaba a oficinas y comercios y que en la actualidad está presente en un número importante de viviendas. Es una paradoja porque cuanto más energía se consume más se calienta el clima. Y cuanto más calor hace más avanza el aire acondicionado. Es un círculo vicioso que no deja de crecer.
 

Red Eléctrica calcula que para generar la energía necesaria para hacer funcionar los aparatos de aire acondicionado de los hogares españolas hacen falta 1.500 megawatios anuales. Ésta es la producción de dos nucleares, o de cuatro centrales de ciclo combinado, y el cálculo se basa en la demanda de un verano de temperaturas normales. En un año excepcional, como el que se vivió en 2003, la demanda puede superar los 2.500 megawatios.

La explicación a este rápido aumento de la demanda de energía se sitúa en el vertiginoso crecimiento del parque de aparatos de aire acondicionado destinados al mercado doméstico. El millón de aparatos del 1998 no ha parado de crecer. El año 2001 se vendieron 655.000 equipos, mientras que el 2005 la cifra se acercaba a 1.400.000 de unidades. El crecimiento coincide, paradójicamente, con un aumento del rechazo popular a cualquier iniciativa que permita hacer frente a la demanda eléctrica. El rechazo a las centrales nucleares o a la línea de Muy Alta Tensión son dos ejemplos de ello.

Los expertos creen que las causas de esta explosión no se deben sólo al aumento de las temperaturas sino a la costumbre. Entre dos situaciones el cuerpo elige siempre la más cómoda. Al trabajar en oficinas, comprar en centros comerciales y viajar en medios de transporte acondicionados el cuerpo no está acostumbrado a soportar el calor al igual que lo estaba en el pasado.

Regulación

Los expertos en climatología piden al gobierno central que regule la materia, para evitar que el gusto para pasar calor en invierno y estar fresco en verano no dispare aún más la factura energética española. Durante la pasada Legislatura el gobierno español aprobó la llamada Estrategia de Cambio Climático y Energía Limpia con el objetivo de cumplir con los objetivos de Kioto. La Estrategia busca ahorrar en consumo energético y exige a los fabricantes de electrodomésticos que saquen al mercado equipos más eficientes.

Los fabricantes coinciden con el gobierno en la importancia de mejorar la eficiencia de los aparatos pero apuntan, también, a la importancia que el consumidor haga un uso correcto. La Generalitat de Catalunya pidió el año pasado que todos los edificios públicos del país se aclimatasen a 25 ºC. Bajar un grado el termostato incrementa el consumo entre un 0,5 y un 0,7%. La industria calcula que si los consumidores usan los equipos correctamente y tienen cuidado del mantenimiento pueden ahorrar alrededor de un 30% de consumo.

Alternativas

A pesar de que es la más cómoda, la opción del aire acondicionado no puede dejar de lado métodos más tradicionales pero muy útiles para disminuir la temperatura en el interior de la vivienda. La instalación de toldos ayuda a mantener el hogar más fresco. Es preciso cerrar persianas y ventanas durante las horas de sol y abrirlas de noche o en primera hora de la mañana. Son opciones practicadas durante siglos que la gente joven ha acabado olvidando. Otro recurso son los ventiladores de techo, que consumen menos que los aparatos de aire acondicionado y crean una sensación de menos calor, entre tres y cinco grados.

Los ecologistas piden a las administraciones una política de construcción que tenga en cuenta el clima. Un edificio bien aislado y orientado es un edificio donde hace menos frío en invierno y menos calor en verano y donde, por lo tanto, se consume menos energía.