Greenpeace ha publicado un extenso informe sobre la situación del mercado de electricidad en España, y afirma que actualmente las ofertas de 'electricidad verde' de las empresas no cumplen los criterios mínimos que certifiquen su origen renovable. Enumera, además, los criterios que debería seguir este tipo de comercio para garantizar la sostenibilidad.
Desde el uno de enero de 2003, el consumidor tiene derecho a elegir su suministrador de electricidad, bien permaneciendo dentro de la Tarifa Integral de la empresa de su zona, bien contratando los servicios de una empresa comercializadora.
Es imposible asegurar cuál es el origen de la electricidad que recibimos en casa, dado que toda la electricidad, independientemente de su fuente originaria, se mezcla en la red; 'Lo que sí puede decir a sus clientes es el destino de los pagos que realiza. Es la única forma de distinguir el tipo de electricidad que consumimos', según el informe 'Elegir electricidad limpia', publicado por Greenpeace.
Ahora bien, si la comercializadora compra en el mercado organizado, esta comprando electricidad que puede provenir indistintamente tanto de la energía eólica como de la nuclear. La única manera de garantizar el origen renovable de esta energía, es que la empresa comercializadora tenga un contrato bilateral con una productora de energías renovables.
Además, existen una serie de criterios a la hora de seleccionar la comercializadora: Compra de electricidad con garantía: 'No se debe permitir que las garantías de origen, ni ningún tipo de certificados nacionales o internacionales, puedan ser negociables por separado de la electricidad que certifican, sino que garantía y electricidad física deben ir unidas en toda transacción comercial. Lo que se necesita es garantizar de dónde viene la electricidad que uno elija comprar, no crear un mercado paralelo de certificados. Mucha de la electricidad supuestamente “verde” que las comercializadoras ofrecen a los consumidores la compran en el mercado organizado, por lo que el destino de los pagos (como hemos visto) se reparte entre productores limpios y sucios. Sin embargo justifican su oferta como verde con un certificado que indica que un productor de energía, propietario o asociado a la comercializadora, en un periodo de tiempo determinado -por ejemplo un año- ha vertido a la red tanta electricidad como ha consumido el cliente durante ese año. En definitiva, al consumidor le están vendiendo como electricidad limpia tan sólo un papel -un certificado- ya que el producto “electricidad” que suministran sigue siendo el mismo', asegura la organización ecologista.
Greenpeace asegura que la progresiva concienciación de la sociedad hacia el desarrollo sostenible ha sido utilizado por las empresas eléctricas para realizar 'ofertas carentes de rigor que han creado mayor confusión entre los consumidores'. Resumen del informe original de Greenpeace PDF, 878 K