4/05/2006 - 16:52h

La eficiencia energética como base para el uso de renovables

José María González Vélez, Presidente de la Asociación de Productores de Energías Renovables, expone las ventajas de las renovables, los efectos de su combinación con la eficiencia energética sobre la economía, y la necesidad de establecer un marco normativo que favorezca y mantenga la inversión en este sector.
Con el petróleo a más de setenta dólares y sin visos de bajar, ya sea por tensiones geopolíticas, insuficiente capacidad industrial industrial o, simplemente, porque se esté acabando, la inversión está desembarcando en las fuentes de energía renovables.

La lógica económica, aunque ya empieza a introducir el coste de la sostenibilidad -el Protocolo de Kioto es el ejemplo más claro- no se ha fijado en las energías verdes por sus ventajas ambientales, sino porque son autóctonas y no les afecta, por tanto, la escalada de los precios del crudo.

Así, las empresas están desembolsando los casi 25.000 millones de euros que exige el Plan de Energías Renovables 2005 - 2010 para que el 125 de nuestra demanda energética se cubra con generación limpia al acabar la presente década. Además, gracias al saber hacer de estas empresas a la calidad de su tecnología, España es un referente mundial en la materia.

Sin embargo, ser el tuerto en el país de los ciegos no debe complacernos; en realidad, estamos muy lejos de cumplir el objetivo, y la tendencia es negativa: según el IDAE, en 2005 las renovables sólo cubrieron el 5.9% de la demanda, mientras que en 2004 el porcentaje fue del 6.5%.

La sequía ha tenido algo que ver en la mala evolución -no debería ser excusa, porque es 'pertinaz'-, pñero el auténtico culpable ha sido el despilfarro energético del país: consumimos un 19% más energía por producto que el resto de la UE y ahí se diluye el esfuerzo de las renovables, que no consiguen ganar cuota de mercado. Además, esta ineficiencia castiga a los consumidores, que cargan, sin saberlo, con unos costes excesivos y crecientes durante toda la vida útil de bienes y servicios.

El remedio, obviamente, es ahorrar. Primero ahorrar y luego renovables. Para ambas cosas es necesario actuar políticamente, y es imperativo hacerlo bien, pensando en la próxima década, y en la siguiente, y en la siguiente... Si no es así, las repercusiones serán nefastas, puesto que nuestro déficit energético exterior está disparado: en 2005, con el barril bastante más barato, superó los 32.000 millones, creció un 40% respecto a 2004, y supuso el 3.5% del PIB.

En consecuencia, por mucho que seamos campeones del mundo en renovables, si no ahorramos no conseguiremos enderezar nuestro insostenible modelo energético. La lógica económica ya apuesta por las renovables, que son autóctonas, ecológicas, seguras e inagotables. Sólo hace falta que la lógica política haga lo mismo adoptando medidas reales de concienciación y fomento del ahorro y propiciando un auténtico marco regulatorio estable que mantenga la inversión en el sector.

José María González Vélez
Presidente de la Asociación de Productores de Energías Renovables

Fuente: La Razón, 30 de abril de 2006
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