Greenpeace denuncia que el Parlamento Europeo y el Consejo de Ministros decidieron ayer permitir que muchas sustancias "extremadamente preocupantes" (que pueden causar cáncer, defectos de nacimiento y otras enfermedades graves) sigan presentes en nuestros productos de consumo cotidianos, aunque existan alternativas más seguras disponibles. Esta decisión se tomó anoche en una reunión de negociación sobre el futuro reglamento de químicos REACH celebrada en Bruselas.
Actualmente existen unas 100.000 sustancias químicas en el mercado europeo que se usan en productos de consumo diario (ropa, cosméticos, productos de limpieza, muebles, productos electrónicos) y sólo existe información completa sobre los efectos en el medio ambiente de menos del 1%. El uso de estas sustancias está relacionado con el aumento de enfermedades como el cáncer, las alergias o el asma y con otras de nueva aparición como el síndrome de hipersensibilidad química.
El acuerdo de ayer ratifica la posición del Consejo del pasado diciembre de obligar a sustituir por alternativas más seguras sólo las sustancias persistentes y bioacumulativas, lo que deja fuera químicos cancerígenos, mutagénicos... Si este acuerdo se aprueba en el plenario del Parlamento Europeo, la UE habrá dejado pasar la oportunidad de proteger la salud de forma efectiva.
La UE pretende basar la nueva legislación, tal como pide la industria química, en el llamado "control adecuado", que se fundamenta en la idea de que nuestra exposición a sustancias tóxicas puede controlarse y no supone ningún peligro para la salud humana y el medio ambiente. Estudios científicos demuestran que este principio es erróneo y que las sustancias peligrosas sintéticas que se utilizan en productos de consumo están tan diseminadas que se encuentran en el polvo de las casas, en el agua de lluvia, en la fauna, en nuestra sangre e incluso en el cordón umbilical, exponiendo a la población a una constante contaminación química.
"REACH, además de perder la oportunidad de que la UE lidere una industria química segura, no cumplirá su objetivo de proteger nuestra salud y el medio ambiente y mantendrá la comprensible desconfianza pública en la industria química y en los legisladores de la UE", ha afirmado Sara del Río, responsable de la campaña de Tóxicos de Greenpeace.
REACH se concibió para evitar la contaminación química acabando con el vacío de información sobre las sustancias que están presentes en nuestra vida y a las que nos exponemos a diario y estableciendo un sistema efectivo y coherente de gestionar estas sustancias. Sin embargo, el acuerdo permite que miles de químicos queden exentos de presentar información y no obliga a sustituir las sustancias más tóxicas, lo que supone que no ha existido un avance real sobre la legislación actual.