13/12/2006 - 16:44h

Los ecologistas, descontentos con la normativa europea sobre químicos

El nuevo reglamento sobre químicos, REACH, crea un marco adecuado de gestión de las sustancias químicas pero hace concesiones a la industria que desprotegen la salud pública y el medio ambiente, según la organización ecologista Greenpeace.
El Parlamento Europeo ha votado en plenario una nueva legislación REACH (Registro, Evaluación, Autorización y restricción de sustancias químicas) que, aunque contiene algunas mejoras, todavía queda mucho para que sea un reglamento que asegure protección frente a las sustancias peligrosas, según las organizaciones ecologistas WWF/Adena, Ecologistas en Acción y Greenpeace.

La legislación, cuyo objetivo era sustituir a unas 40 distintas normativas existentes, sólo constituye un pequeño paso hacia un modelo innovador de gestión de sustancias químicas. Entre las nuevas medidas adoptadas, las empresas deberán aportar datos respecto a los impactos a la salud y el medio ambiente de las sustancias químicas que importen o produzcan en grandes cantidades Además, la nueva legislación contiene un mecanismo que obliga a sustituir las sustancias químicas persistentes y bioacumulativas siempre y cuando existan alternativas más seguras. La ley asegura que los ciudadanos tengan el derecho de solicitar información sobre la presencia de determinadas sustancias químicas perniciosas en artículos de consumo. Con la normativa anterior, las sustancias químicas peligrosas sólo se prohibían después de que saliera a la luz un escándalo sobre su alta toxicidad.

Como parte negativa de esta nueva ley, -asegura la ONG- existen algunos vacíos legales que aún permitirán el uso continuado de muchas sustancias químicas que son conocidos cancerígenos, que provocan defectos congénitos, enfermedades reproductivas... Otras concesiones para la industria han sido excluir la exigencia de aportar datos significativos de seguridad a aquellas empresas que producen y importan sustancias químicas por debajo de 10 toneladas por año, es decir el 60% de las sustancias químicas que entran el sistema REACH.

Destacadas asociaciones científicas, grupos de consumidores y empresas innovadores en Europa han lanzado un llamamiento para que todas las sustancias químicas peligrosas sean sustituidas de manera obligatoria bajo REACH, como requisito mínimo y necesario para proteger contra su amenaza.

Las concesiones dadas a la industria y los vacíos legales debilitan el reglamento REACH y lo dejan vulnerable a los intereses de la industria química. Por ejemplo, deja en manos de ésta la posibilidad de ignorar una alternativa más segura a las sustancias existentes. La nueva Agencia Química europea, ubicado en Helsinki, deberá seguir de cerca la legislación para asegurar su éxito.
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