Ante la certeza que la era del petróleo se acaba, y que el cambio climático es una amenaza real, los expertos piden a las instituciones acelerar la transición energética y no olvidar que una razón capital del problama energético no está en el tipo de generación, sino en la movilidad.
Mariano Marzo, catedrático de Estratigrafía de la Universidad de Barcelona, expuso en la jornada ¿Energía sin limites?, organizada por "Fòrum Ambiental Fundació Bosch i Gimpera" y el "Centre d'Estudis Econòmics i Socials" (CEES), que 'más que una transición, necesitamos una revolución, a toda velocidad'.
¿ Y cómo superar sin quebraderos de cabeza el dramático 'pico del petróleo', es decir cuando la capacidad de extracción no pueda superar el ritmo del consumo? Una solución para gestionar este riesgo, que poponen los EUA expertos como Hirsch, Bezdek o Wendling es una suma de la eficiencia en vehiculos, el uso de petróleos pesados y la liquidación de carbón y gas.
Un escenario en que, como dice Marzo, se 'pasará de la explotación y extracción a la manufactura de combustibles sintéticos, a partir del carbón, el gas y o los biocombustibles'. Es un modelo, como dice, que 'se habría de aplicar inmediatamente, en la prespectiva de que en 2030 pueda aparecer el temido pico: si se va 20 años antes, es posible superar el pico, si se hace 10 años antes, como prueban estos investigadores, todavía habrá un déficit de petróleo'.
Marzo, que ve difícil que antes del 2030 se adopten compromisos de esta clase, cree que 'los gobiernos deben decidir ahora, y adoptar soluciones como el secuestro de CO2, introducir reactores nucleares de nueva generación o tecnologías revolucionarias en el campo de las renovables'. Advierte sin embargo, que en esta transición-revolución, 'el consumidor ha de estar dispuesto a pagar los costes íntegros de la energía, todo incluyendo la R+D y los costes ambientales.'. Y, por otro lado, no olvidar nunca que 'estamos hablando de una crisis de energía, que empieza con el transporte. En ese sector la electricidad tiene poco a ver, y por esto hace falta cambiar el modelo de movilidad y de urbanización.'
Uno de los mitos que han caído últimamente es el que dice que la liberalización de mercados debía traducirse en unos precios bajos de la energía. En este sentido, el doctor Francesc Trillas, del Centro de Referencia en Economía Aplicada (CREAP), cree que son necesarios 'unos precios que reflejen los costes sociales, y por esto hace falta eliminar el poder de mercado de las eléctricas y que se internalicen las externalidades.' Corregir los mercados, o sea, dotar de competencia la generación y la comercialización, que no haya este 'poder de mercado', puede favorecer la transición hacia un mercado más racional, en qué los precios 'suban o bajen por razones correctas.'
Sobre el Plan de Energía de Catalunya, encuentra una carencia fundamental, 'una carencia de estrategia institucional, puesto que no se habla de instrumentos regulatorios', dado que lo que hace falta es 'una regulación orientada a servir el interés de las empresas consumidoras a largo plazo.' También observa que las empresas han de aprovechar oportunidades por adentrarse en un cambio tecnológico que vaya a la reducción del consumo en los edificios y el transporte.
El Libro Verde de la Energía de la UE, revisado el marzo pasado, no ha satisfecho los expertos, que ven demasiadas incógnitas. Juan Martínez, profesor de la Cátedra Unesco de la "Universitat Politècnica de Catalunya" (UPC), entiende que el documento, apuntalado en los ejes de sostenibilidad, competitividad y seguridad de abastecimiento, peca 'de un cuestionamiento sobre la potencialidad de las energías renovables, sin una argumentación sólida, cuando según estudios fiables el 2040 podrían tener una capacidad del 50% en el abastecimiento y el 80% en el eléctrico.' También se lamenta de una inconcreción sobre qué hacer tras el 2010 y haber olvidado un debate crucial, como 'ir a un modelo de producción descentralizado, basado en la autoabastecimiento.'
Sus críticas se extienden al Plan de la Energía de Catalunya, que, en su opinión, 'deja las energías renovables como marginales, con una apuesta por el gas, el secuestro de CO2 y la fusión nuclear. Así, este plan posibilista deja sin objetivos a Catalunya para más allá del año 2015.
El hidrógeno concentra actualmente muchas de las esperanzas por llegar a una era post-petróleo. Como explica Joan Ramon Morante, director del Centro de Referencia en Materiales Adelantados (CeRMAE), 'hay varias vías desde las renovables, electroquímica, biológica y termoquímica, por obtener hidrógeno, que ahora se obtiene fundamentalmente a partir de hidrocarburos.' Pero todavía hay algunas sombras, que hacen referencia a los problemas de almacenamiento y al coste de la pila de combustible. Estos condicionamientos hacen que el mercado del hidrógeno, según Morante, sea una realidad a los años 20 de este siglo, entre en expansión a los 30 y pueda ser el fundamento de la economía a los 40. Hace falta pensar que el 2015, el galón de gasolina, a 1,26 dólares, todavía será más barato que el de hidrógeno, a 2,40 dólares.
Para que se cumplan estos agüeros hace falta una clara voluntad de estado, como la del Japón, que ha destinado 36.000 millones de yenes para desarrollarlo. Una realidad que contrasta con la de la UE, dónde, según Morante, 'las compañías que dominan los mercados no quieren introducir nuevas tecnologías.'
Aún así, la esperanza continua debido a los resultados que se dan en el laboratorio. El proceso termoquímico que utiliza la biomasa 'puede contribuir a mantener la actividad agraria', mientras que la fotoelectroquímica permite 'utilizar el sol para romper directamente la molécula de agua y producir hidrógeno.' La eficiencia puede estar garantizada con el uso de los nanomateriales.
Dossier econòmic de Catalunya, 27 de mayo de 2006