11/03/2008 - 08:30h

Los resultados electorales se insertan en una realidad económica y energética acuciante

El  respaldo que obtiene Solbes debe implicar mayor coordinación a todos los niveles con la política del gobierno y del resto de departamentos ministeriales y sus sucursales.Una lectura incorrecta de los resultados de las elecciones del domingo es que no ha cambiado nada dado que la diferencia en número de escaños es la misma. Nada es igual, ni será igual, que hace cuatro años, y todos los grupos parlamentarios resultantes deberían leer en alguna medida las señales de cambio que van quedándose como reguero. Sobre todo para que no encontrarse al final de la legislatura con una situación casi agónica para los dos partidos, tal y como se ha ido desarrollando la campaña electoral. Por ejemplo, en el ámbito de la energía, la situación no es semejante a la de hace cuatro años. Tenemos en ciernes una posible operación de EDF y ACS con Iberdrola, sobre la que el gobierno entrante, probablemente no puede esperar y debe empezar a actuar desde hoy mismo.
 
 

No puede esperar siquiera al proceso de constitución del Parlamento y formación del nuevo gobierno. El mismo Presidente del Gobierno anticipaba una posible acción de EDF con mucha prontitud en la entrevista que realizaba al diario El País. El problema es que hace cuatro años, había otra empresa energética importante de titularidad española, en este caso Endesa. Hoy ya no, en el caso de que cambiase la titularidad de Iberdrola según lo anunciado ya no quedaría una empresa energética española internacional competitiva en el entorno de las principales mundiales y europeas. El escenario las fichas han cambiado.

También hay que decir que hay otro escenario económico: una desaceleración económica a nivel internacional que, en la escala local, pone el acento en el bajo componente gestor y en la ausencia de medidas económicas de la primera legislatura de Rodríguez Zapatero. Esperemos que dentro de la alusión a la corrección de errores de estos últimos cuatro años se encuentre precisamente la componente gestora y económica fue muy débil fruto de una coyuntura de bonanza económica que actuó como una adormidera. Hay que saber gobernar en tiempos que exigen fajarse en serio. (y eso no supone sólo preparar baterías de subsidios: supone reformar). Del mismo modo, esperamos que se sepa leer los errores gestores, estratégicos y políticos en el sector energético, para que se aborden con mayor frescura.

De las elecciones sale Pedro Solbes en el área económica con mayor respaldo para afrontar esta nueva legislatura: es una noticia positiva. Sobre todo porque Zapatero ha tenido también que abandonar para ganar estas elecciones la alquimia de las medidas macroeconómicas mágicas y ha tenido que acudir al oficio de los 'popes' del partido. Y, eso lo debe aprender, pese a su capacidad para dar esquinazo siempre que consigue algo. Por ello, y aunque, como es lógico, debe cumplir la promesa electoral de los 400 euros para todos los contribuyentes, ¿dónde se ha quedado esta propuesta del asesor económico del Presidente al final de la campaña?. Lo que ha sido decisivo, desde el primer debate Solbes y Pizarro, es la confianza, la seguridad y la experiencia de Solbes frente a los experimentos. Ahora hay que hacerlo realidad.

Ese respaldo que obtiene Solbes debe implicar mayor coordinación a todos los niveles con la política del gobierno y del resto de departamentos ministeriales y sus sucursales. Esperemos también que sepa administrar este crédito político para evitar el marasmo de estos cuatro años. Es preciso, por lo visto en el sector energético, que se recobre la 'centralidad' de la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, evitando actuaciones como la del actual Secretario General de Energía. Y, también por lo que ha afectado en el ámbito corporativo, reajustar la posición de la Oficina como sacristía de operaciones empresariales y suplantadora de las funciones que debe residier en el Gabinete en sus departamentos correspondientes.

En el ámbito energético, en concreto, muchos problemas de fondo: el déficit tarifario galopante, el deterioro debido a las medidas regulatorias del mercado eléctrico, la articulación de unos órganos reguladores independientes y respetados, la promoción el papel de Red Eléctrica de España como juez y parte y regulador en la sombra, la conformación de la política exterior energética solvente, la definición de una prospectiva futura energética creíble, restaurar principios básicos de estabilidad jurídica y regulatoria, unos precios del petróleo por las nubes, la política medioambiental de la energía del 'cumplo y miento', el señalamiento a nivel internacional en los mercados financieros del riesgo regulatorio español y la fuerte judicialización a la que se ha llegado en el sector que fruto de esta política de tierra quemada. Se necesita, por ello, capacidad y experiencia, seriedad y coordinación en la energía con las áreas económicas del gobierno, para abordar un futuro que no es sencillo y, probablemente, el incendiario no puede ser (o no debería ser) el bombero.

Nada es igual que hace cuatro años. Ni siquiera la mayoría parlamentaria aunque tenga dieciséis escaños de diferencia con el principal partido de la oposición es semejante. Hoy empieza todo, otra vez y, esperemos, que todos, hayan entendido el mensaje y que la reflexión vaya en serio.

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