25/04/2006 - 12:25h

Mercado energético: ¿ intervención o laisser faire ?

El diario especializado en economía Expansión analiza en este editorial cuál puede ser la vía intermedia entre el liberalismo y el intervencionismo dentro del mercado de la energía
El mundo entero está preocupado por la seguridad en el suministro energético. Norteamérica, por su dependencia del petróleo de Oriente Medio; India y China, porque necesitan de la energía importada para garantizar el crecimiento económico; Bruselas, por los escasos avances en la creación de un mercado único energético; y otros, por el riesgo climático de los combustibles fósiles. En estas circunstancias, es muy tentador para los gobiernos decir que la seguridad energética es demasiado importante como para dejarla en manos del mercado.

Ésa ha sido la actitud de India, China, Bolivia y Venezuela en la reciente reestructuración de sus petroleras estatales para hacerse con reservas extranjeras, como de varios gobiernos europeos, que protegen a sus eléctricas para crear un campeón nacional. Los políticos o pueden mirar a otro lado,si hay riesgo de suministro o de apagones.

Tampoco pueden caer en el laisser faire, por los problemas contaminantes. Pero hay caminos intermedios para aumentar la seguridad energética. Uno,utilizar los precios para desalentar el derroche, algo que deberían aplicar países emergentes que aún subsidian los precios del petróleo, y EEUU, que todavía se niega a gravar adecuadamente la gasolina. También es válido reconocer que el mercado es una fuente de seguridad en sí misma y que, cuanto mayor es, más capacidad tiene para absorver posibles crisis. Ésa es la teoría que sustenta la propuesta de Bruselas de crear un mercado único energético en la UE, aunque ni Bruselas ni Washington están haciendo esfuerzos en esa dirección. Por último, los gobiernos pueden impulsar otros tipos de energía, un apoyo que no debería venir de la mano de los subsidios -salvo en investigación- sino del establecimiento de mecanismos que permitan a las fuerzas del mercado -y no a los burócratas- determinar cuáles son las fuentes energéticas más competitivas. Europa ya tiene algo en este sentido: el mercado de derechos contaminantes, en el que el precio refleja el coste de ciertas energías como el carbón -más contaminante-, la energía nuclear o energías renovables. La ventaja de estos mecanismos, además de ser más eficaces, es que permiten a los políticos que sea el mercado el que tome la decisión por ellos.

Fuente: Expansión, 19 de abril de 2006
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