Transformará los corchos provenientes de botellas en aislamientos y material de aeronáutica, entre otros productos.
Amorim Cork Composites, así se llama la empresa, ha manifestado que con esta fábrica se preservará la existencia del alcornoque al mismo tiempo que se evita la emisión de CO2.
Los tapones no serán solo portugueses; está previsto importar material incluso de EEUU, y alguna gran empresa de restauración ya ha manifestado su intención de proporcionar material.
Amorim Cork Composites ha manifestado que una parte de sus beneficios irán a parar a proyectos medioambientales portugueses.