¿Alguna vez se ha preguntado qué se hace con los envases vacíos o con los propios medicamentos caducados? Si la respuesta es afirmativa le interesará saber que el resultado es que se reciclan. ¿Dónde? En los contenedores blancos del Punto SIGRE de alrededor de 20.000 farmacias, lugar en el que se almacenan hasta que los distribuidores comienzan con el proceso de reciclado.
SIGRE (Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases) es una entidad sin ánimo de lucro creada por la industria farmacéutica para garantizar la correcta gestión de los envases y restos de medicamentos para los que fueron creados.
El fin de esta organización es, por un lado, reducir el impacto medioambiental de los elementos nocivos y, por otro, favorecer la no acumulación de medicamentos en los hogares.
Proceso de reciclado de medicamentos
Una vez que las medicinas, o lo que quede de ellas son recogidas de los contenedores blancos, se llevan a la planta de selección y clasificación de medicamentos de SIGRE, la primera instalación específica en España para este tipo de resiudos. En esta planta se clasifican, seleccionan y separan los materiales que puedan ser reciclados. Y después, son enviados a las empresas autorizadas para su utilización como materia primar en la fabriación de nuevos productos.
Con aquellos envases que no pueden ser separados del resto de medicamento lo que ocurre es que se entregan a gestores de residuos autorizados y se garantiza, de ete modo, el correcto tratamiento medioambiental. La mayor parte de estos residuos son valorizados mediante su utilización para producir energía eléctrica.
El SIGRE, además de responsabilizarse de la labor de gestión de los envases y restos de medicamentos que los ciudadanos depositan en el punto blanco de su farmacia, también presta servicio a los laboratorios en el ámbito de la prevención de los residuos de envases. Tres características
Y lo hace elaborando el Plan Empresarial de Prevención (PEP) del sector farmacéutico, proyecto en el que presentan los objetivos a lograr durante los siguientes dos años.
El actual PEP recoge las condiciones del envasado, donde, entre otras, están: impedir posibles reacciones con el medicamento; garantizar su resistencia a la humedad, temperatura, luz; facilitar el manejo evitando accidentes en su manipulación...
Además, los prospectos que los acompañan deben aportar la información necesaria para una utilización segura por parte de los ciudadanos y personal sanitario.
Así pues, este sistema podría resumirse con tres adjetivos: comodidad, seguridad y eficacia. El primero de ellos responde a la comodidad de poder acercarse a cualquier farmacia y contribuir al reciclado; el segundo se debe a la seguridad que ofrece la supervisión de profesionales farmacéuticos a lo largo de todo el proceso; y el tercero se concreta en la eficacia que supone el diseño de un sistema adaptado a las particularidades del producto. Ahora, ya sabe qué hacer con ellos, dónde puede colaborar y en qué consiste el proceso. Sólo recuerde que termómetros, radiografías, agujas, gasas o productos químicos, no son aptos.
Fuente: Paloma López, El economista, 17 de Julio de 2006