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El anuncio realizado el pasado jueves por los Diputados generales de Gipuzkoa y Bizkaia de trasladar unas 25.000 toneladas anuales de basuras de una a otra provincia hasta el 2013, es una muestra más de la chapuza administrativa y política en la gestión de los residuos urbanos, según afirma en un comunicado Ecologistas en Acción.

 

El secretismo con que se ha llevado a cabo el acuerdo es indicativo de una política de residuos, caracterizada por el oscurantismo, la improvisación y finalmente la imposición.

Los principales interesados y afectados se enteran del acuerdo por la prensa: las Juntas Generales (incluidos los partidos que apoyaban los respectivos Planes de Gestión de Residuos), los Ayuntamientos que van a recibir las basuras (Igorre, Lemoiz y Ortuella), las Mancomunidades implicadas (especialmente San Marcos) y lógicamente la propia sociedad.

¿Para qué sirven los Planes de Gestión?

Ambos territorios tienen sus Planes Integrales de Gestión de Residuos Urbanos: IIº PIGRU 2005-2016 de Bizkaia y PIGRU 2002-2016 de Gipuzkoa. En ninguno de ellos se contempla ni de lejos una propuesta como el acuerdo que ahora se presenta.

¿Qué sentido tiene elaborar y presentar unos pomposos planes, basados en -presuntos debates técnicos y sesudos análisis de expertos, para que ahora aparezcan 2 Diputados Generales resolviendo la papeleta de un plumazo?.

En realidad, ambos planes no son sino un -ropaje de palabras para justificar la principal alternativa en ambos territorios: introducir la incineración en Gipuzkoa y duplicarla en Bizkaia. Pero se les ha echado el tiempo encima.

Y el acuerdo sólo pretende -ganar tiempo para poner en marcha la incineradora de basuras de Zubieta (Donostia, Gipuzkoa) y, de paso, acelerar los planes de la segunda línea de incineración en Zabalgarbi (Bilbao, Bizkaia).

Mientras tanto, se siguen dejando pudrir los problemas para justificar esa opción. Y se siguen retrasando la puesta en marcha de verdaderas alternativas al tratamiento de los residuos, algunas contempladas en los propios Planes de Gestión y otras desechadas, pese a la retórica de las 3 erres (reducción, reutilización, reciclaje):

Se ha renunciado a cualquier objetivo de reducción de la generación de residuos y se habla sin ningún recato de pasar de las 400.000 toneladas/año actuales a las 538.000 para el año 2016 en Gipuzkoa.
Se retrasan más de 6 años alternativas más sostenibles como el compostaje. Solamente con que se hubiera puesto en marcha instalaciones para tratar la mitad de las 53.000 toneladas de residuos orgánicos que se nos dice que se compostarán en Gipuzkoa estaba solucionado el actual problema.

Esto no es Nápoles, pero empieza a parecerse trágicamente.

Dicen que -Bizkaia no va a hacer negocio con la basura guipuzcoana y que las mancomunidades pagarán lo mismo que los municipios vizcaínos. ¡Solo faltaba!. Pero no dicen quién va a pagar los costes añadidos del pretratamiento (compactación) y el transporte de esas basuras.

Y tampoco explican por qué la ciudadanía va a pagar ese coste-extra, mientras otros siguen embolsándose pingües beneficios a cuenta de la incineración y otros negocios -residuales.