18/05/2006 - 17:40h

Viviendas bioclimáticas en Navarra

Pasear por la avenida Reino de Navarra permite descubrir a la vez el paisaje de la reción estrenada ecociudad de Sarriguren y el futuro próximo del urbanismo. La avenida es como tantas otras de tantos lugares: edificios a los lados, aceras, aparcamientos, pasos de cebra, farolas verticales y una aseada extensión de césped que hace el trayectomás amable y oxigenado. Sin embargo, la avenida encierra un diseño y unas características que también relacionan su recorrido con el desarrollo sostenible, el efecto invernadero y hasta el carácter limitado de los yacimientos petrolíferos.

El proyecto de Sarriguren se debe al arquitecto Alfonso Vegara Gómez, que preside la Fundación Metrópoli, creada para impulsar la arquitectura bioclimática. Y Alfonso Vegara dice que Sarriguren ya tenía carácter ecológico cuando la urbanzación era apenas una idea. El arquitecto decidió aprovechar las dos regatas naturales que atraviesan la zona -la del Barranco Grande y la de Carrobide- y las convirtió en los ejes del trazado urbano. Los dos riachuelos mantienen hoy su recorrido silvestre y umbrío, y ofrecen un contrapunto natural, casi bucólico, a os edificios que han ido creciendo a su alrededor. Entre uno y otro, el autor del proyecto también quiso mantener la morfologia ondulada del conjunto, perfectamente apreciable en el parque central de la ecociudad. 'Se ha hecho el diseño urbano en función d elos rasgos del territorio existente', lo resume. También intentó que el perfil del pueblo viejo -especialmente el de la parroquia del siglo XIII dedicada a Santa Engracia- siguiera recortándose visualmente en el horizonte del nuevo conjunto.

En los planos se buscaron soluciones que facilitasen los trayectos peatonales o ciclistas. El resultado es un camino de 6.7 km. que rodea Sarriguren y que permite el acceso a algunos remansos de las regatas originales en los que se pueden descubrir con un poco de paciencia ranas, tritones o salamandras. La ecociudad está atravesada por grandes avenidas que desde esta semana reciben las visitas de las villabesas de la línea 18.

Las parcelas se asignaron con criterios ecológicos y se primó lo que Alfonso Vegara ha llamado alguna vez 'construcción sana', un concepto que incluye el empleo de amtriales reciclables que se pueden producir en las inmediaciones, lo que evita transportes costosos y el consecuente consumo energético. La explicación guarda cierto parentesco con las llamadas emisiones difusas, responsables de la mitad del dióxido de carbono que sube a la atmósfera.

La 'diversidad de tipologías arquitectónicas' y la 'integración de áreas de empleo y residencia' son otros dos rasgos que hacen posible la etiqueta de ecociudad. El primero -indica el arquitecto- es equivalente a la idea de biodiversidad: 'En el mundo de la ecología urbana, es importante fomentar la diversidad de personas y familias de distintas rentas, distintos tamaños, distintas procedencias y buscar al mismo tiempo un equilibrio de los diferentes componentes de la comunidad urbana'.

Cuando se complete la segunda fase, la ecociudad de Sarriguren acogerá en torno a 5.400 viviendas. En lña actualidad hay 1.334 que ya tienen licencia de primera utlización y se calcula que unas 700 están habitadas. Todos los pisos son protegidos: el 55%, de protección oficial, y el 15% de precio tasado. Y todos comparten otra característica: han sido construidos con unos criterios que superan holgadamente las exigencias de la Norma Básica de Edificicación. Ésta, según explica Luis Antonio Ayesa, director del servivio de Vivienda del Gobierno de Navarra, establece unos aislamientos térmicos que en el caso de Sarriguren se han mejorado en un 25%. 'Esto puede suponer un ahorro en calefacción de en torno al 20%', precisa. Las persianas de todas las viviendas tienen lamas aislantes y las carpinterías exteriores están diseñadas de modo que el aluminio no transmita la temperatura de la calle.

En 655 viviendas de la primera fase se han colocado paneles solares que permiten calentar el agua de la calefacción y la que se emplea en los hogares. Además, 266 cuentan con paneles fotovoltaicos, capaces de transformar la energía solar en energía eléctrica. 'Ésta se podría utilizar en los propios edificios, pero ahora mismo resulta más rentable venderla', advierte Luis Antonio Ayesa. Entre los bloques que no tienen paneles solares hay muchos que albergan enl a parte superior miradores que crean un cierto efecto invernadero y mantienen más caliente el interior.

Algunas de estas iniciativas serán obligatorias a partir del próximo otoño, cuando entre en vigor el Código Técnico de Edificación, que reúine y actualiza la normativa dispersa que existe ahora, y que se publicó en el BON el pasado mes de marzo. En este sentido, Sarriguren se ha adelantado a los tiempos.

Puesto que la ecociudad acoge vivienda protegida, los constructores no han podido repercutir el coste de las medidas descritas en el precio final de los pisos. El Gobierno de Navarra ha subvencionado la diferencia en todos los casos y Luis Antonio Ayesa ha calculado la suma de las ayudas: 5.144.768 euros en la primera fase, y 9.076.899 en la segunda. Es decir, 14.1 millones de euros que equivalen a 2.346 millones de pesetas.

Fuente: 14 de mayo de 2006

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