7/02/2008 - 22:00h

Barcelona no es una «ciudad oscura», según la teniente de alcalde Imma Mayol

Barcelona a oscuras.La segunda teniente de alcalde de Barcelona, Imma Mayol, ha lamentado que los hoteleros se hayan quejado de la falta de iluminación nocturna de la ciudad y ha asegurado que su nivel lumínico, homologable a cualquier otra urbe europea, se ajusta a los parámetros internacionales establecidos. Mayol ha respondido así a las críticas del presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, Jordi Clos "hermano del ex alcalde Joan Clos", quien ayer se quejó de que la capital catalana, de noche, es una ciudad oscura, en la que "ni siquiera se iluminan los edificios más emblemáticos".  
 
Mayol ha explicado que la intensidad lumínica de Barcelona se ajusta, "en la mayor parte de las calles", a las recomendaciones internacionales, a diferencia de poblaciones que superan "de largo" estos baremos, como Valencia, donde "se quiere convertir la noche en día".

"No aspiramos a ser Valencia. El objetivo es que Barcelona sea una ciudad para vivir y no un aparador", ha señalado Mayol, que ha subrayado que lo más importante para el ayuntamiento es garantizar la calidad de vida de los ciudadanos y que ello es "perfectamente compatible" con la actividad turística.

La "sobreiluminación" de las calles, según la segunda teniente de alcalde, comporta un serio problema, como es la "falsa sensación de seguridad", ya que existe la errónea concepción de que el exceso de luz mejora la visibilidad cuando, en realidad, deslumbra, "impidiendo las funciones de visión nocturna a pleno rendimiento".

Además, una abusiva iluminación nocturna en la vía pública puede provocar molestias en las casas, impidiendo el descanso de los vecinos, y supone una agresión a la fauna nocturna, especialmente a las aves y los insectos, ha afirmado.

Mayol subraya que el ayuntamiento no desatiende la cuestión de la iluminación viaria y que, de hecho, este tema es uno de los mejor valorados por los ciudadanos, como lo demuestran las encuestas trimestrales que realiza el consistorio para conocer la percepción de los barceloneses sobre los problemas de su ciudad.

Este mandato, ha añadido Mayol, el gobierno municipal destinará 60 millones de euros a la actualización del alambrado público, con el fin de que "no haya ninguna zona en mal estado" y disminuir el consumo, manteniendo la calidad.

Respecto al temor de los empresarios por posibles restricciones de agua por la sequía, Mayol ha reiterado que el consistorio no se plantea restringir el consumo de agua potable ni en casas ni en hoteles. Ha recordado que sólo dieciséis hoteles de la ciudad cuentan con certificación ambiental y ha pedido un mayor "esfuerzo" a los hoteleros en este ámbito para hacer de Barcelona una ciudad cosmopolita que cuide, a su vez, del medio ambiente.
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