Por otra parte, no fue la falta de seguridad la que hizo explotar al famoso Hindenburg en 1937, sino la propaganda. Los nazis querían demostrar a toda costa su poderío tecnológico, y lo llenaron del inflamable gas hidrógeno. Normalmente, estos aparatos llevan helio, un gas inerte, pero su uso les había sido vetado por Estados Unidos, el principal suministrador mundial.
Por ello, algunas iniciativas ya se lo están tomando en serio. Es el caso del Zeppelin NT: este 10 de julio tiene previsto realizar su primer vuelo comercial sobre Londres. Con el patrocinio de una conocida marca de cervezas, sobrevolará el cielo de la capital británica de manera habitual durante este verano. Posteriormente, la idea de sus responsables es ofrecer más vuelos (un modelo similar ya está operativo en Japón) que le lleven a San Francisco.
El Zeppelin NT incorpora algunos avances que le hacen muy superior a sus "abuelos". Por ejemplo, es mucho más manejable gracias a su "empuje vectorial", un sistema similar al utilizado por los aviones Harrier. De esta manera, consigue ser menos vulnerable a las ráfagas de viento, uno de los principales enemigos de los dirigibles.
En cualquier caso, no se trata de la única iniciativa destacable. A mediados de los años 90, la compañía alemana Cargolifter AG construyó el CL160, un dirigible pensado para el transporte de mercancías pesadas. Sus responsables también construyeron un hangar gigante, uno de los más grandes del mundo, en Brand, cerca de Berlín, pero la compañía se declaró insolvente en 2002 y ahora alberga un parque acuático.