Los ciudadanos de a pié sabemos que algo se está moviendo en el mercado de la energía. Algo gordo. El mercado energético tal y como lo conocemos cambiará a lo largo de los próximos años, y es ahora cuando se está cociendo lo que será el pan nuestro de cada día.
El mercado energético y sus claves. La situación de partida
- Por un lado, el actual modelo energetico se basa casi exclusivamente en el consumo de combustibles fósiles, que acabarán agotándose durante las próximas décadas. La energía nuclear es una opción aceptada por muchos, pero en Europa, solo Finlandia ha abierto reactores nuevos recientemente. Francia sí basa una gran parte del consumo en el átomo. En el resto de Europa, la nuclear es una opción desechada por la mayoría, y considerada políticamente incorrecta.
- El cambio climático es un hecho constatado por científicos de todo el mundo, y ese cambio se produce debido a las emisiones de gases contaminantes -principalmente CO2- producidos por esos combustibles fósiles.
- Factores estratégicos: la mayor parte de la producción de combustibles fósiles son países inestables, impredecibles o dictaduras. Rusia, Irán, Arabia, Argelia... Muchos europeos recuerdan aún el frío que pasaron el último Año Nuevo, cuando Rusia cortó el gas a Ucrania por razones políticas, cerrando el grifo de paso a varios países europeos que utilizan ese mismo gaseoducto.
El mercado energético y sus claves. El problema
Sintetizando, podemos decir que basamos nuestra sociedad industrial en el consumo casi exclusivo de materias primas energéticas que debemos importar de paises
inestables, que
se agotarán en las próximas décadas, y que causan una
contaminación de consecuencias imprevisibles para el medio ambiente. Desde el comienzo de la revolución industrial, hemos creado un modelo insostenible cuyo fín se acerca. ¿ Cómo hacer la transición ?
El mercado energético y sus claves. La situación actual
La situación a medio plazo es insostenible, y los peones ya se mueven sobre la tabla del ajedrez energético.
Kioto nos obliga a apretarnos el cinturón a todos. Las emisiones de CO2 deben frenarse, y los gobiernos fomentan diferentes tipos de medidas complementarias para lograr cumplir sus objetivos. Las más destacables, y que pueden tener más efecto a largo plazo, son dos: por un lado, la creación de un mercado de CO2, donde las empresas deben comprar sus cupos de emisiones contaminantes. Por otro lado, -y éste es el punto que más nos interesa en Soliclima- el fomento de las energías renovables para crear una max-mix que sirva de alternativa real al insostenible modelo fósil.
Dentro de este marco de
eclosión de las renovables, está ocurriendo lo previsible, a saber, que
grandes empresas energéticas del modelo tradicional ya huelen el papel que estas energías anteriormente llamadas alternativas jugarán en un futuro, y ya se están lanzando de cabeza a negocios por los cuales hace unos años no se daba un duro, movidos en parte por las jugosas subvenciones otorgadas, en parte porque incluso sin subvenciones, las renovables ya ofrecen beneficios. Y de muestra, un botón:
Repsol YPF ya ha firmado un acuerdo con Acciona para construir las plantas de biodiésel necesarias para alcanzar una producción de 200.000 toneladas anuales; la eléctrica
Iberdrola es la primera empresa a nivel mundial en producción de electricidad mediante energía eólica. La gigantesca
Acciona, originalmente dedicada a obras de infraestructura y construcción de viviendas, al diversificar sus inversiones no se olvidó de las renovables, y dispone de varios proyectos en cartera. De hecho, la mayor instalación fotovoltaica del mundo -Moura, Portugal, con 62 MWp- está en sus manos. La primera planta española basada en energía mareomotriz, cuya construcción comenzará en los próximos meses en Cantabria, y de las cuales no hay muchas en el mundo, pertenece a Iberdrola. Tonto el último...
Pero, geoestratégicamente, el desarrollo de las renovables no resuelve todo el problema. Para asegurar la estabilidad industrial de un país, es necesario no sólo tener la fuente de energía en casa -condición que cumplen las renovables- sino además también, que la empresa distribuidora sea también de casa, para evitar cortes de grifo como el que recordamos de Año Nuevo pasado -Rusia, Gazprom, Ucrania, y los italianos calentándose a la luz de una vela-. Esta es la explicación de los grandes movimientos financieros que estamos viendo desde hace un año. Europa quiere tener empresas europeas fuertes que garanticen el suministro, y los europeos, que además de europeos también son alemanes, españoles, franceses, británicos y un largo etcétera, no quieren que venga el vecino, por muy europeo que sea, a copar las empresas de un mercado nacional estratégico, con lo cual surgen insospechados cariños patrióticos donde no se esperaban.
El mercado energético y sus claves. El futuro
En resumen, se acerca una
revolución en el sector de la energía. Las grandes empresas energéticas europeas buscan un posicionamiento rapido en el mercado nacional y europeo, e iremos viendo cómo surgen sucesivas alianzas, compras, fusiones y otros refritos entre ellas; cómo el pez grande se comerá al chico, y cómo de vez en cuando aparecerá algún tiburón ajeno al sector con pretensiones de pegarle un buen mordisco a sus beneficios económicos y políticos.
Simultáneamente, las fuentes de energía se fundamentarán con cada vez mayor frecuencia en la generación de electricidad mediante tecnologías limpias -como la eólica, la fotovoltaica y la solar termoeléctrica- y en alternativas a los fósiles, como la combustión de biodiésel, etanol y biomasa. Surgirán técnicas nuevas, como el uso del hidrógeno... Las alternativas son la alternativa.
¿ Has llegado tarde al reparto del pastel ? Chssssssssss!!! Que nadie nos oiga! El próximo recurso natural a repartir, es el agua...