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A España se le da muy bien producir energía eólica. Incluso demasiado bien: los molinos que salpican la geografía de nuestro país producen más potencia de la que pude absorber la red eléctrica. Pero ahora mismo este excedente se pierde, porque el viento sopla cuando quiere y no pude ser almacenado para una mejor ocasión. Por eso, las principales empresas españolas dedicadas a las energías renovables están invirtiendo todos sus esfuerzos en una peculiar carrera investigadora que tiene como objetivo domesticar el viento para que su potencia pudea ser utilizada cuando y como se necesite. Los primeros ensayos ya se están llevando a cabo.

Para conseguirlo, la clave es el hidrógeno, el elemento más común del universo, que aunque no es una fuente de energía en sí mismo, tiene la capacidad de portarla. El "petróleo del siglo XXI" no contamina, pero necesita una gran cantidad de energía para ser producido y ésta suele provenir de los combustibles fósiles. Los expertos creen que la producción de hidrógeno a través de energías renovables pude ser la solución más limpia y sostenible para el planeta.

Eugenio Guelbenzu, responsable del programa de Hidrógeno de Acciona tiene claro que el hidrógeno " va a ser la clave del desarrollo eólico del futuro". La empresa está a punto de comenzar un proyecto piloto en el parque de El Perdón (Navarra) que pretende demostrar la viabilidad de su producción a partir de la energía eólica. Está todo preparado para que, en cuanto se concedan las últimas licencias administrativas, los prototipos que la empresa ha estado realizando durante los últimos años junto a la Universidad Pública de Navarra "salgan del laboratorio y se prueben en una situación real, en un aerogenerador de 1,5 megavatios", dice Guelbenzu. Este programa, denominado Wind-Hy, forma parte de la política de I+D de Acciona para el desarrollo de las energías renovables, en la que el hidrógeno es el principal protagonista. Tiene un presupuesto de entre seis y siete millones de euros y durará cinco años.

En el molino de hidrógeno de El Perdón, la velocidad del viento se utilizará para romper el agua en sus dos componentes, el oxígeno y el hidrógeno. Una vez obtenido el valioso hidrógeno, el proyecto estudiará dos posibilidades. La primera, consiste en experimentar las distintas técnicas de almacenamiento, para que el exceso de energía pueda volver a convertirse otra vez en electricidad cuando no haya viento. La segunda tiene que ver con el uso del hidrógeno como combustible. Su aprovechamiento para el transporte se experimentará en la propia ladera de El Perdón, donde se instalará el área de servicio de Legarda para los vehículos que funcionen con hidrógeno, cuando sean más comunes.

Desde el punto de vista estratégico, la producción de hidrógeno "puede abrir una importante via de desarrollo para el sector", explican desde Acciona. Si se consigue generar esta energía de forma eficiente, las reglas del juego sufrirán un cambio decisivo. Los parques eólicos podrán controlar y estabilizar su producción, al margen de las veleidades de la meteorología. Además, la energía podrá ser vendida a otros sectores, como la industria o el transporte, y no dependerá de la absorción por la red eléctrica.

Fuente: Delia Rodríguez, El economista, 3 de Agosto de 2006