28/06/2006 - 12:15h

Algo se mueve en Galicia

Galicia siempre ha sido un mundo rural, emisor de emigrantes que han dado la vuelta al mundo buscando hacer fortuna. Ahora, Galicia se encuentra con que la fortuna se aloja en sus tierras, concretamente en ésas que miran hacia el oeste, la dirección desde la cual llegan las borrascas y con ellas, el viento salvador que produce energía eólica, la energía renovable del futuro. Pero hay algo que no funciona.
Galicia es la Comunidad Autónoma con mayor potencia eólica instalada, concretamente el 23,63% según la Asociación Empresarial Eólica. Pero no todo el mundo se beneficia por igual de toda esa riqueza. La mayor parte de las empresas eólicas proceden de fuera de la comunidad, según palabras de Roberto García, secretario general de la UUAA (Unións Agrarias), y apenas dejan un 1% de su facturación -se calcula que unos 600 millones de euros anuales- en las tierras que les benefician con sus recursos.

El mundo rural gallego ha descubierto el filón eólico que se esconde en sus húmedas tierras, y comienza a demandar su trozo de pastel.

Las eólicas alquilan o compran el terreno sobre el que instalan su negocio en calidad de terreno rústico, y lo pagan como tal, sin tener en cuenta que ese terreno tiene las cualidades -tan difíciles de encontrar- que les permitirán obtener beneficios de su inversión. Los propietarios de estas tierras gallegas, unos 40.000, se han unido en una asociación para presionar un alza del alquiler, hasta alcanzar el 10% de la facturación eólica.

Los ayuntamientos, lógicamente, también quieren repercutir sobre los municipios los beneficios del negocio eólico, cambiando la denominación del terreno sobre el que se asientan las instalaciones a 'bienes de categoría especial', lo que supondría triplicar sus ingresos.

La Asociación Eólica de Galicia, que aglutina a las empresas más importantes, ha manifestado su excepticismo ante estas demandas.
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