La energía eólica, la fuerza del viento fue la primera que impulsó a los navíos en la historia. Los caprichos del dios Eolo, no disponible en todo momento, condujeron a la adopción de los combustibles fósiles como forma de propulsión. Pero esto va a cambiar.
Una empresa alemana ha recibido ya varios pedidos de un parapente de 160 m2 cuadras y hasta casi 3 millones de dólares -en función del tamaño- para apoyar el uso de un motor convencional en los barcos. Según esta empresa, el coste del parapente se amortiza en unos tres años, ya que su uso ahorra hasta un 50% de combustible si se dan condiciones metereológicas favorables, lo cual teniendo en cuenta que un 90% de los gastos de un barco mercante son los del combustible, estamos hablando de una patente que parece tener mucho futuro.
Este sistema se ha venido utilizando de forma experimental desde 2007, y durante este año ya comenzará a fabricarse en serie. La empresa ya tiene vendida la producción del primer año a empresas navieras de varios países europeos, como Alemania y Noruega.
La generalización de este sistema podría ahorrar de media un 25% de las emisiones de CO2 que corresponden al transporte marítimo, más de 800 millones de toneladas de CO2 anuales.
Una versión más reducida y económica de este producto podríasu poner la solución que la empresa pesquera está buscando a los altos costes del gasóleo.