Uno de los principales retos técnicos es la transmisión de la electricidad desde los parques eólicos, que suelen estar situados en parajes aislados, lejos de las áreas de grandes consumos y de las grandes redes de transmisión de electricidad. La creación de nuevas redes de transmisión es caro y plantea además cuestiones de planificación y de uso de terrenos privados.
Otro problema es que la producción eólica es variable y difícil de predecir. Expandir los parques eólicos por diferentes áreas geográficas ayuda a reducir este. El estudio estima que para una red nacional donde la eólica supone un 10% de la producción, la capacidad de generar reserva debería ser incrementada en un 2/10% de la capacidad eólica para equilibrar la inestabilidad de la electricidad eólica.
Otro problema es que una baja calidad de la electricidad puede producir fluctuaciones y caídas de tensión. Esta situación está ya parcialmente resuelta gracias a que los últimos modelos de generadores utilizan mecanismos reguladores.
Una empresa danesa, Eltra, dispone de la mayor integración en red del mundo, y ha realizado estudios que sugieren nuevas vías de manejar el exceso de producción eólica. Éstas incluyen la exportación de la electricidad a países vecions y aprovechar el superávit para plantas de calefacción central (sistemas de calefacción central utilizados no para un solo edificio sino para barrios enteros).
Los métodos de predicción de la producción eólica comienzan a ser cada vez más sofiscicados, y los modelos de predicción por ordenador pueden hacer predicciones para un periodo mínimo de una hora, con una tasa de acierto de entre 85 y 90%. En la mayor parte de los países europeos, las energías renovables tienen acceso prioritario a la red, pero a veces a momentos de baja demanda en los que estos sistemas son suspendidos. Los modernos generadores pueden alcanzar el 100% de producción en menos de 10 segundos, conviertiéndose así en una herramienta valiosa para la regulación.
Según los investigadores de este estudio, es necesario todavía analizar los costes del incremento del uso de la energía eólica, los cambios a estructuras energéticas regionales, y la correlación entre los errores en las previsiones de la demanda y los errores en las previsiones del viento.