Hay muchos lugares en el mundo donde no hay posibilidad de conectarse a la red. La Antártida es uno de esos lugares. La fotovoltaica queda descartada en éstos y otros lugares alejados de las redes eléctricas; en estos casos, se puede combinar la energía eólica con la producción de electricidad mediante un grupo electrógeno
Pero es necesario disponer de electricidad para que las dos colonias de científicos puedan vivir y trabajar. Estados Unidos y Nueva Zelanda disponen de bases estables en ese lugar. Las personas trabajando son un total de 1.350. La carga pico es de 1.750 kW. La central eléctrica más cercana se encuentra a 4.000 km. Así que lo que se hace es producir electricidad mediante grupos electrógenos.
A finales de este año, la electricidad de las Bases Scott y McMurdo se completarán con varios aerogeneradores. Finalmente, se instalarán varios aerogeneradores que se combinarán con el uso del diésel. Se espera que el porcentaje de demanda eléctrica que cubra sea del 22%. El ahorro de combustible que se espera es del 10% anual.
Pero la eólica de autoconsumo no se utiliza únicamente en exóticas estaciones de investigación en el Polo. Cada vez se usan en más en países como Australia y Canadá. Las islas también son lugares interesantes para instalarlos. Sólo en Grecia, hay 3.000 islas. En la mayor parte de los casos, esta electricidad se produce mediante diésel, que es traído hasta esos lugares mediante barcos. Aparte de que esta forma de producir electricidad genera contaminación, lo que no resulta interesante para los lugares turísticos, resulta caro. No es extraño que el kWh de electricidad llegue a costar un euro. Por eso en estos lugares se están planteando utilizar la eólica como sistema adicional. En función de la radiación que se pueda recibir, no es extraño que se añada la fotovoltaica al pack.
Controlar este tipo de sistemas no es un asunto trivial. Se debe mantener voltaje y frecuencia dentro de unos límites bastante estrechos para poder mantener la red estable. En principio, no funcionan de una forma diferente a las grandes redes nacionales. El problema es la producción fluctuante de electricidad de los aerogeneradores. Normalmente, no coinciden la demanda de los consumidores y la oferta de electricidad eólica. En los sistemas híbridos de eólica y diésel, los generadores están funcionando continúamente para evitar grandes diferencias entre la demanda y la oferta. Pero esto resulta caro.
Lo que sí puede hacerse es apagar el generador cuando se detectan fuertes vientos. Si el viento no supera una velocidad, el generador se enciende automáticamente. Si el diseño del sistema híbrido es muy sencillo, esto conducirá a frecuentes encendidos y apagados que acortan la vida del generador. Un estudio del Fraunhofer Institute descubrió que usar esta técnica conduce a un encendido de los motores cada 90 segundos.
Por este motivo, los sistemas modernos incluyen sistemas de almacenamiento de la electricidad que reducen sustancialmente el encendido y apagado de los generadores.
Pero esto no hace que la tarea del control de la instalación sea más fácil. se tiene que estar comparando continuamente la producción de electricidad, la demanda, decidir si se libera electricidad acumulada en las baterías, y tomar la decisión de si se enciende el generador.
El mayor proyecto híbrido de este tipo en el mundo se encuentra en la isla de Bonaire, que es parte de las Antillas Holandesas. No sólo es necesario producir electricidad par 15.000 residentes, sino también para 100.000 turistas al año.
Fuente: Solar and Wind energy