30/01/2006 - 14:20h

Parque eólico en la costa vasca

El superpuerto de Bilbao cuenta ya con una nueva línea de horizonte: un parque eólico de 5 aerogeneradores instalados sobre un dique, con una potencia de 2 MW. cada uno

Un total de siete mil hogares de Bizkaia podrán beneficiarse de la energía que genera en pruebas ya el parque eólico del Puerto de Bilbao. Su inaguración oficial será el próximo 15 de febrero y constará, casi con toda probabilidad, con el Lehendakari Juan José Ibarretxe.

Esta nueva instalación supone un paso más hacia la autosuficiencia energética de Bizkaia que, aunque no está prevista en el Plan Energético del Gobierno Vasco, sí viene a ayudar para depender un poco menos de la energía suministrada por el petróleo. La iniciativa ecológica ha sido promovida por la empresa alavesa Guascor, pero será la firma Corporación Eólica la que se encargue de gestionar la energía generada por el viento marino.

Un viento que es recogido por cinco grandes aerogeneradores, los cuales se levantan en el dique de Punta Lucero, en el término municipal de Zierbena. La altura de sus mástiles ronda los 80 metros, y las aspas más de 43 cada una, con lo que los aerogeneradores se levantan por encima de los 120 m., sin contar con la altura del dique. Cada uno de ellos pesa la friolera de 65.000 kilos.

Su gran altura y espigado perfi en línea supone todo un espectáculo que ya es referencia para los mercantes habituales desde que el pasado verano, cuando fueron concluídos, entran en puerto. También son visibles desde varios puntos de la costa vizcaína, e incluso desde municipios cántabros cercanos, como Castro Urdiales. Las múltiples vueltas de las aspas de estos modernos molinos de viento son capaces de generar hasta 2 MW. de energía cada hora, que son canalizados hasta una central eléctrica construída en las inmediaciones y desde donde se distribuirá la energía la red general.

La central eléctrica se ha construído sobre una superficie de 1.600m2 en terrenos cedidos por la Autoridad Portuaria de Bilbao, y una superficie similar a la que ocupan los cinco colosos a lo largo de un km. del espigón. Todas estas instalaciones están conectadas por un entramado de cableado con canalización subterránea que suma más de 4.3 km. de longitud.

Su ubicación en este dique al lado del mar se busca por razones energéticas, ya que está comprobado que el viento que azota las costas tiene siempre una velocidad más constante que la que se registra en los cresteríos de los montes, donde las rachas son más habituales. Para aprovechar aún más esta velocidad se han construído para el parque costerio unos molinos más grandes que los que se enseñorean, por ejemplo, en el monte Oiz.

Mientras los componentes de la hilera de molinos que se asoma a Durangaldea apenas superan los cien metros de altura, con aspas incluídas, las torres de la costa superan los mencionados 120.

Esta mayor envergadura de sus aspas supone que la producción energética sea, en términos relativos, también mayor que la del parque de Oiz, ya que la potencia total de los 10 MW. que se producen a la orilla del mar es sólo dos veces y media menor que la del de Oiz, donde están registrados 35 aerogeneradores, pero cada uno de ellos con una potencia cerca de tres veces menor.

Por qué no pudo ser eólica marina

La instalación de los cinco aerogeneradores no fue fácil, y pasó por varios procesos. En un principio, los promotores estudiaron la posibilidad de instalar los postes directamente sobre el fondo del mar, cerca de la costa pero bañados por el agua. Esta opción, que es denominada 'parque eólico marino', es usada con frecuencia en países como Dinamarca -primera potencia mundial en la producción de eólica marina-, Holanda, o Bélgica. Es en este territorio donde más parques eólicos marinos existen debido a la escasa profundidad que tiene el mar en la costa. Precisamente ha sido la excesiva distancia entre el fondo marino y la superficie del agua del Abra Exterior lo que ha impedido colocar los aerogeneradores en el mar. Se tendría que haber bajado hasta los algo más de 30 m. de profundidad para luego construir una cimentación que tendría que bajar otros 30 m. en el fondo marino. Una labor ardua que se desechó en favor de la instalación de los cinco aerogeneradores a lo largo del espigón.

Fuente: DEIA, 13 de enero de 2006

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