Como su tío, su abuelo y muchos de sus vecinos, Arie Versendaal pasó décadas trabajando en la fábrica de Maytag, en Iowa, atornillando lavadoras.
Cuando la planta cerró el año pasado, eliminando 1.800 empleos en una ciudad de 16.000 habitantes, parecía una historia más del decline industrial norteamericano: una empresa más que bajaba la persiana.
Pero el Sr. Versendaal encontró una nueva fábrica: una fábrica de aerogeneradores. Y a su lado ha abierto otra más para componentes eólicos. Las dos plantas juntas, darán empleo a casi 700 personas el año que viene.
-La vida no se ha acabado, asegura Versendaal. -Durante 35 años me he estado partiendo el lomo; ahora siento que estoy haciendo algo beneficioso para la Humanidad y para los EEUU. Tenemos que acostumbrarnos a no depender de fuentes de energía externas, y el viento es gratis.
Es un fenómeno que ocurre en todo este país. Desde la industria automovilística de Michigan y Ohio hasta la industria del acero en Pensilvania, las autoridades estatales y locales están fomentando las empresas que fabriquen componentes para la industria renovable, plantas de energía solar fotovoltaica y fábricas de biodiesel.
Este afán, que ya ha comenzado antes de que Obama ganara las elecciones, tiene menos que ver con el deseo de rebajar las emisiones de CO2 que con los cheques al portador. En una situación de desempleo creciente, la energía renovable se ha convertido en una fuente crucial de empleo, especialmente entre los desempleados procedentes de los sectores industriales.
Nadie es de la opinión de que el sector renovable pueda sustituir completamente las fábricas desaparecidas, donde trabajadores sin especialización recibían sueldos que los convertían en clase media; mucho en Maytag ganaban 20 dólares a la hora, además de seguro de enfermedad; ahora ganan 13. Aún así, una solución para muchos obreros que no ven otras posibilidades.
En West Branch, Iowa, una ciudad de 2.000 habitantes, los trabajadores ahora ensamblan turbinas eólicas en lo que era una fábrica de bombas hidráulicas. En el noroeste de Ohio, fábricas de cristal que están sufriendo el declive de la industria automovilística se están reconvirtiendo en fabricantes de paneles solares.
El mercado es potencialmente enorme. Según un informe del Departamento de Energía de Estados Unidos, este país podría convertir a la eólica en productora de la quinta parte de su electricidad en 2030, partiendo del 2% que genera hoy en día. Eso requiere 500.000 millones de dólares y tres millones de empleos, según el informe. La mayor parte del crecimiento se daría en la región de los Grandes Lagos, la más golpeada por el paro, con una pérdida de 4 millones de trabajo durante la última década.
Además, muchos analistas esperan que EEUU acepte algún sistema de tipo regulatorio para frenar el cambio climático, de forma que las centrales térmicas quizás deban pagar por la contaminación que emite, lo que beneficiaría enormemente a las renovables.