El domingo a la mañana se conjugaron fuertes vientos en diferentes territorios españoles con la escasa demanda de energía que hay en ese momento de la semana. REE solicitó a las compañías eléctricas que desconectase centrales de gas para aprovechar el tirón eólico, y fueron apagadas cuatro. La energía eólica rompió sus records a las 7 y 20 de la mañana, cuando se lograba cubrir gracias al viento casi el 30% de la demanda energética de ese momento, pero lo destacable no se quedó ahí. La generación eólica continuaba subiendo hasta poner en peligro la estabilidad de la red, y fue necesario desconectar 2.792 megavatios eólicos, equivalentes a tres centrales nucleares. Toda esa electricidad se perdió, y se impone ahora buscar soluciones para evitar tal dispendio, que seguro volverá a ocurrir dado el auge que se prevé al sector eólico durante los próximos años.
Las sugeridas hasta ahora son dos. Fomentar el uso del coche eléctrico y utilizar las presas reversibles.
El automóvil eléctrico es una vieja reivindicación ecologista y ahora más que nunca, parece que el viento sopla a su favor. La propulsión eléctrica no emite contaminación, más que la que pueda generar la propia producción de electricidad; es un motor silencioso y un coche así es perfecto para la conducción urbana. El Ministerio de Industria ya está en conversaciones con Nissan y Renault, con la entusiasta aprobación de la Asociación Empresarial Eólica, para fomentar el uso de este transporte en España.
La otra opción son las presas reversibles, con un rendimiento del 70%. Este tipo de presas tienen la opción de aprovechar superávits eléctricos para bombear el agua a una presa superior, que la liberará cuando vuelva a ser necesario generar electricidad, aunque como mencionado más arriba, se produce un gasto de electricidad al realizar el bombeo y se pierde una parte del superávit; pero al menos, no se pierde.