6/03/2007 - 17:26h

CIGS: el posible futuro de la energía solar

De todos es sabido que el boom que vive la energía solar especialmente en España y en Alemania es gracias a las subvenciones que otorgan las instituciones para fomentar esta renovable. Pero la cosa puede cambiar mucho a corto plazo.

Por mucho que nos duela, la energía solar actualmente y sin subvenciones, tiene un coste más elevado que el carbón, el gas o el petróleo. Pero los tres o cuatro dólares que cuesta la producción por Wattio distan mucho de los cien dólares que era necesario desembolsar para producirla en la década de los 70. Y según algunos expertos, es muy probable que dentro de dos o a lo sumo tres años la producción por Wattio sea inferior a un dólar, con lo cual las petroleras y las eléctricas tienen razones para echarse a temblar.

Los todavía altos costes de la energía solar, especialmente de la energía fotovoltaica, se deben al silicio utilizado como materia prima, material conductor que es un residuo de la industria electrónica, con lo cual se produce en cantidades limitadas; la ingente demanda de módulos fotovoltaicos de los últimos años ha puesto el precio de esta sustancia por las nubes, elevando consecuente también el precio de los módulos.

Pero avispadas empresas e investigadores llevan ya algunos años husmeando en los entresijos de la física y la química para dilucidar nuevos métodos que puedan producir electricidad mediante energía solar con costes mucho más bajos. Algunos estudios se centran en nuevas técnicas como la nanotecnología, otras en la capacidad de algunas proteinas de generar impulsos eléctricos, y otras en nuevas combinaciones de materiales minerales abundantes que dispongan también de esta característica.

Uno de estos compuestos es el diselionuro de indio con cobre y arseniuro de galio, cuya fórmula es Cu(In-xGax)Se2, denominado CIGS para acortar. Algunas de las empresas que lo investigan aseguran que con este compuesto podrán fabricarse revestimientos fotovoltaicos sobre una base de polímeros flexibles ultrafinos que, ya de por sí abaratarán enormemente la producción fotovoltaica debido al ahorro en los costes de producción de un dispositivo tan sencillo. Su rendimiento sería menor que las placas fotovoltaicas convencionales pero esto quedaría compensado tanto por el abaratamiento del material y la instalación como por la posibilidad de aplicar estas películas ultrafinas en más lugares que los usados hasta ahora: proponen adherirla a las fachadas de todos los edificios y utilizarla así mismo para alimentar pequeños electrodomésticos como teléfonos móviles u ordenadores portátiles. Se prevee su llegada al mercado a finales de 20069.

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