Sin embargo, las células solares orgánicas no están todavía en condiciones de competir con las células de silicio ya que su rendimiento sigue siendo aún poco elevado. En cambio, gracias a su flexibilidad, ofrecen nuevas perspectivas de utilización y podrían en el futuro equipar, por ejemplo, a los lectores MP3, o aún adaptarse fácilmente los remontadores de esquí.
Les expertos del ISE presentarán en Tokio un módulo solar flexible del grosor de una hoja de papel, pero con un método de fabricación fácilmente adaptable a la tecnología de fabricación "Roll to Roll", lo que constituye un parámetro importante para la producción en masa.
Existe un nuevo principio también de construcción que permite reducir los costes. Hasta ahora, el electrodo de la célula fotovoltaica (aquélla que hace frente al sol) se hacía en óxido de indio-estaño (ITO), ya que este material es transparente, aunque bastante caro. Ahora, existe una alternativa. El equipo del Fraunhofer conectó un electrodo polimérico poco conductor transparente a una capa de metal muy conductora situada sobre la parte opuesta de la célula solar, gracias a numerosos pequeños agujeros en la célula. Este nuevo principio de construcción permite utilizar electrodos poliméricos transparentes baratos. La idea se patentará muy pronto.