Probablemente, todos los que visitais a menudo nuestras páginas conocéis los hechos sobradamente, pero nunca está de más hacer pública la información
explicando las circunstancias para que posibles inversores comprendan la situación actual de la inversión en renovables, más concretamente en fotovoltaica.
España es una potencia mundial en energía solar fotovoltaica, principalmente debido a dos causas: una es que durante años, las subvenciones que se pagaban
a quienes vendían electricidad mediante fotovoltaica eran de las más elevadas del mundo; la segunda es que debido a la latitud de la Península Ibérica, los rendimientos de los paneles son bastante elevados. Sólo Alemania, con una radiación solar muy baja, nos ha superado durante años como potencia solar fotovoltaica.
Esta situación cambió el año pasado. Cuando a estos tres factores se sumó otro: algunos lo denominan morir de éxito. Las expectativas de crecimiento de este tipo de renovable habían aumentando hasta límites insospechados, a la par que el presupuesto destinado a las subveciones. Algunos aspectos de la normativa, además, fomentaban que el capital especulativo -especialmente proveniente de la inversión inmobiliaria- migrase hacia la inversión fotovoltaica. Durante 2008, el gobierno español elaboró una nueva normativa que entraría en vigor en otoño. La celeridad para terminar los proyectos aumentó drásticamente, y se instalaron sólo durarante los primeros nueve meses de 2008 2,6 GW de potencia fotovoltaica. Un récord mundial que, por primera vez, nos ponía por delante de la primera potencia mundial según potencia instalada: Alemania.
El gran volumen de instalaciones que se ha movido durante los últimos años en España ha tenido consecuencias sobre el mercado fotovoltaico internacional. Como decimos, el año pasado, la mitad de la potencia fotovoltaica instalada en todo el mundo se colocó en el estado español. Pero tras la entrada en vigor de la nueva normativa española, con una reducción de primas de un 30%, el mercado fotovoltaico se estancó, debido a la bajada de las espectativas de rentabilidad. Esto congeló la demanda, y según la ASIF, más de 20.000 personas del sector han entrado en el paro. Muchas empresas especializadas han tenido que cerrar. A esto se añade que ahora para recibir la subvención, -y para saber cuánta subvención se recibirá, porque esa es otra-, es necesario realizar una preinscripción en ciertos momentos del año, lo que congela la posibilidad de instalación el resto del año, o cuando al apuntarte, ya se ha superado el cupo previsto para esa convocatoria.
En cuanto a las subvenciones, -denominadas primas dentro del sector-, son variables, y está en función sobre todo, de la cantidad de permisos otorgados en el trimestre anterior; a más MW instalados, menores serán las primas durante el trimestre posterior. Con esta medida, se pretende espantar a los capitales especulativos, aunque existe un ímite, y es que la potencia anual instalada está limitada a 500 MW.
El parón del sector español ha tenido consecuencias a nivel mundial; y aquí viene una mala noticia para los fabricantes y una buena para los inversores: la drástica reducción de la demanda ha provocado una caída de los precios, a menudo hasta la mitad del precio anterior. Si las placas son chinas, resultan aún más baratas. Con esto, la rentabilidad de la inversión se mantiene, aunque no se puede asegurar a ciencia cierta el periodo de amortización, debido a la variabilidad de las primas.
Otra buena noticia es que, debido a esta reducción de los precios de las placas solares, la paridad en España no está lejos. Como paridad se entiende al momento en que la producción de electricidad mediante energia solar fotovoltaica cueste lo mismo que producirla por los medios convencionales. Según el diario económico Cinco días, esta paridad puede llegar ya el año que viene. Y ese será el punto de inflexión de la energía solar fotovoltaica, el momento en que ya no será necesario esperar a recibir la subvención estatal para asegurarse la rentabilidad de una instalación. Ese será el momento del triunfo real de la energía solar.
Fuente: Cinco Días