Manuel Blanco, de 47 años, asumió la dirección de este departamento desde su creación dentro del Cener en junio de 2006. Su experiencia en Estados Unidos y el puesto de director que ocupó en la Plataforma Solar de Almería entre 1996 y 2002, unida a la actual responsabilidad, le han convertido en una de las voces más respetadas del mundo en este sector emergente.
"La solar será la columna vertebral de un sistema energético basado en renovables", asegura. "Esta fuente de energía, por la cantidad y por la manera uniforme y distribuida como llega a la Tierra, es la que, como desde siempre se ha sabido, tiene más capacidad de desarrollo de todas las renovables".
La termosolar aprovecha la radiación para producir electricidad a gran escala concentrando la luz solar por medio de grandes espejos en una línea, o en un punto, según la tecnología. La energía de esta radiación se utiliza para generar vapor que luego mueve una turbina convencional. Así pues, una central eléctrica termosolar es, en gran medida, una central térmica convencional en la que la caldera de vapor se ha sustituido por un campo de captadores solares. "Esto permite a las termosolares aprovechar todos los desarrollos tecnológicos de las térmicas clásicas", advierte.
Tras su periplo internacional -sigue siendo catedrático en excedencia de la Universidad de Texas-, Blanco recuerda que España es uno de los cuatro países pioneros en el mundo en este sector por la acumulación de investigación desarrollada desde finales de la década de los años setenta en Almería y Sevilla a raíz de la segunda crisis del petróleo, que sacudió al mundo en aquellos años. Los otros líderes son Alemania, Israel y Estados Unidos.
"El continuado esfuerzo en I+D que España viene realizado en tecnologías termosolares en las últimas tres décadas, unido a la falta de firmes apoyos institucionales en Alemania y Estados Unidos, al menos hasta tiempos muy recientes, junto a la problemática interna de Israel, han propiciado la situación de liderazgo actual de nuestro país".
"Estas condiciones, más el favorable marco legislativo, ofrecen a las empresas españolas la enorme oportunidad de desplegar muchas plantas en nuestro país, desarrollar y probar nuevas tecnologías y luego exportarlas a mercados emergentes". Blanco considera a este tipo de mercados, junto al norteamericano, el futuro del sector, sobre todo "desde que el Banco Mundial decidió en 2001 financiar esta tecnología en los países en vías de desarrollo". Justo la estrategia seguida por Abengoa, que ya tiene proyectos en Marruecos, Argelia y Estados Unidos, y que Blanco califica de "ejemplo paradigmático".