31/08/2007 - 18:48h

Los puntos de conexión de la solar fotovoltaica, a precio de oro

Placa solar fotovoltaica
El sector de las renovables, y especialmente el de la energía solar fotovoltaica, se está convirtiendo en un dulce muy atractivo para muchos. Nuevas empresas proliferan como champiñones (igual que en su momento pasó con la construcción). La demanda por realizar una instalación de este tipo es tal que se está empezando a especular con uno de sus elementos claves: el punto de conexión a red.
A continuación reproducimos un artículo aparecido en el diario Cinco Días que denuncia e ilustra uno de los peligros que amenazan la industria fotovoltaica.

La multitud de permisos y los plazos para conseguirlos han dado un alto valor a los terrenos para parque solar que ya tienen concedido el punto de conexión para verter la energía a la red. La nueva ley ha interpuesto fuertes avales para impedirlo, pero no logra su objetivo.
 
Los puntos de conexión, es decir, la autorización para verter a la red eléctrica la energía producida por una instalación solar fotovoltaica, se han hecho de oro sin necesidad de un rey Midas que los toque. El rey de este cuento se llama “exceso de demanda”. El altísimo interés de empresas y particulares en entrar en la energía solar fotovoltaica, muy rentable gracias a la regulación, y la cantidad de permisos necesarios para construir una instalación, junto con el tiempo de tramitación, han convertido algo efímero en un bien muy valorado. Tener un punto de conexión para un megavatio (MW) de potencia puede engordar la cuenta corriente en un millón de euros, según fuentes del sector.

En el último mes, una empresa nueva, llamada Tuin Zonne, ha publicado anuncios en los principales diarios de tirada nacional para comprar “puntos de conexión para potencias superiores a dos MW” y “parques fotovoltaicos en desarrollo para potencias superiores a 5 MW”. Han llegado a ofrecer un máximo de 600.000 euros por MW, que es un 10% de lo que cuesta, de media, una instalación.

Sin embargo, no es la única ni la que más paga. Los foros de Internet relacionados con la energía solar fotovoltaica están llenos de ofertas de compraventa de puntos. Cualquiera que publique una instalación interesante, tendrá una oferta sobre la mesa en menos de 24 horas. Según fuentes del sector, las propuestas pueden llegar hasta los 2,5 euros por vatio.

“Las trabas administrativas y el exceso de peticiones están dando valor a lo que no lo tiene”, afirma José María González Vélez, presidente de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA). El presidente estima que esta sobre valoración de los pasos previos a la instalación solar es “nefasta” para el sector. “El tiempo de amortización sube así por encima de los 10 años. Encarecer de partida un 10% la instalación reduce la rentabilidad y las primas no cubren ese gasto”, afirma Vélez.

Para instalar placas solares, se necesita permiso del Ayuntamiento, que tiene que recalificar el terreno rústico como industrial, la inscripción en el ministerio de Industria, el estudio de impacto medioambiental, la licencia de obras, el proyecto de construcción y el consabido punto de conexión que se solicita a la compañía eléctrica. Aunque las patronales cifran entre tres meses y un año el plazo en el que se puede llevar a cabo todo el papeleo, empresas interesadas afirman que puede alargarse más de dos años. Muchos interesados en realizar un desembarco a lo grande en la energía solar fotovoltaica, deciden comprar a los que ya están en el sector sus derechos, terrenos y permisos pagando muy buen precio.

“Es como si te recalifican un terreno y se puede urbanizar”, explica Javier Anta, presidente de la Asociación de la Industria Fotovoltaica (ASIF). “Hay quien empieza los trámites y ocupan capacidad en la red y tierras para luego revenderlas por un dineral”, explica Vélez. Para evitar la especulación, el Gobierno impuso fuertes avales para los promotores de instalaciones fotovoltaicas. “Supone pedir al interesado un compromiso patrimonial fuerte para garantizar que lleva a cabo la instalación”, explica Vélez.

Las patronales pujaron ante el Gobierno para pedir estos avales pero hubieran preferido que hubiera “más rigor en la definición. Hay comunidades autónomas que entienden que las instalaciones que ya habían pedido los permisos no necesitan aval”, explica Vélez. Comprando estas plantas, el interesado “se ahorra el aval”, afirma Anta. APPA exige que se pida el aval hasta que se tenga el alta de la instalación. Sin embargo, “normalmente, el promotor cuenta con recursos para interponer un aval. El problema es el tiempo, no el dinero”, explica Vélez.

Peticiones por encima de los objetivos
El Gobierno estimó, en el Plan de Energías Renovables y como objetivo para la implantación de la energía solar fotovoltaica, tener 475 MW instalados para 2010. Es decir, que los paneles fotovoltaicos generen el 1% de la potencia eléctrica en España para esa fecha. Sin embargo, el sector fotovoltaico está convencido de que se “superará este objetivo el año que viene”. De hecho, fuentes empresariales estiman que hay proyectos para superar los 6.000 MW de potencia mientras que el Gobierno se plantea subir a los 1.000 MW cuando se llegue a cumplir el objetivo de los 475 MW.

Desde el sector, reclaman que se suavicen las trabas administrativas para dar entrada a pequeños consumidores. En este sentido, el nuevo decreto de renovables no exige el aval para instalaciones inferiores 100 kW de potencia ni para aquellas que se quieran hacerse sobre las cubiertas de los edificios, en busca de un claro impulso para hacer efectivo el nuevo Código Técnico de la Edificación.

Fuente: publicado en Cinco Días, 31 agosto 2007.

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