Ni sede, ni director, ni una simple representación. IRENA, la Agencia Internacional para las Energías Renovables, no tendrá ninguna relación con España, potencia mundial reconocida en el desarrollo y aplicación de las renovables.
De nada nos ha servido ser la segunda potencia mundial en energía fotovoltaica, o la tercera en eólica. De nada sirvió ser uno de los pocos países en el mundo que cuenta ya con plantas termoeléctricas en su territorio. Tampoco que el mismísimo presidente de los EEUU nos haya puesto como modelo de desarrollo de las renovables -aunque muchos estén descontentos con la legislación-. Nuestro candidato a la dirección general de IRENA perdió por un puñado de votos frente a la francesa Helen Pelosse, y la sede se va a Oriente Medio.
Tendremos que conformarnos con seguir siendo una potencia, si nos dejan desde la Administración pública...