Como pescador, Aboy se había beneficiado del Proyecto de electrificación rural que Osram comenzó un año antes. En abril de 2008, la empresa bautizó su primer -Red de energía en Mbita, Kenya. La red de energía, un edificio permanente donde se alquilan baterías y lámparas, se llama -Umeme Kwa Wote (energía para todo el mundo). La principal fuente de electricidad para esta estación es la instalación fotovoltaica que hay sobre el tejado. En Mbita, como en muchos otros lugares del mundo, la conexión a la red eléctrica es un lujo al alcance de pocos.
La idea para crear este proyecto surgió de hacerse conscientes de que el mundo de la iluminación no lo dominan ni Philipps ni Osram, sino las compañías petroleras. En los lugares donde no hay acceso a la red eléctrica, las lámparas de petróleo y queroseno son las que iluminan la noche. Anualmente, en África, 77.000 millones de litros de queroseno valen más que los 30.000 millones de euros que se utilizan para iluminar con electricidad, creando una huella de CO2 similar a la de Finlandia.
La luz eléctrica, por otra parte, no se utiliza a menudo en lugares donde no hay acceso a la conexión eléctrica. Aproximadamente 1.600 millones de personas viven en el mundo sin electricidad; para la mayor parte de ellos, existen pocas esperanzas de que la cosa cambie durante la próxima década.
Y sin electricidad, no hay iluminación, ni tele, ni nevera ni teléfono. Peor aún que esta falta de comodidades puede resultar para un individuo, es sin embargo el impacto que la falta de electricidad causa sobre la economía del lugar. No se puede utilizar maquinaria de ningún tipo. Una posible influencia positiva sobre la economía del lugar es uno de los factores que se ha tenido en cuenta a la hora de elegir los lugares donde se aplicaba el programa de Osram.
La luz en sí misma no es un factor importante para la economía de estos lugares, exceptuando el Lago Vitoria. El mayor lago de África es conocido por la abundancia de su pesca. Sus 150.000 pescadores utilizan luz para pescar ciertos tipos de pez, porque la luz les atrae. Hasta que conocieron la energía solar fotovoltaica, su fuente de energía eran lámparas de queroseno, un combustible fósil caro y dañino para el medio ambiente. Es fácil comprender por qué Aboy puede ahorrar dinero gracias a las baterías. -La electricidad ofrece un ahorro del 40% frente al queroseno.
Osram opera un total de tres -Redes de energía en Kenya y acaba de terminar otra en Uganda que se pondrá en funcionamiento durante las próximas semanas. Cada una de estas instalaciones puede cargar hasta 100 baterías a la vez gracias a la electricidad generada por módulos policristalinos de 220 W. Cada una de ellas tiene 10 kW de módulos. Todas las instalaciones utilizan la electricidad que les sobra para hacer funcionar plantas de tratamiento de aguas que eliminan las bacterias con una lámpara especial UV-C, proporcionando hasta 3.000 litros de agua potable diariamente.
Cada una de las -Redes de energía- dispone a su vez de su correspondiente generador para asegurar el suministro eléctrico también cuando las condiciones meteorológicas no son las mejores. Ahora mismo se están planteando completar la instalación con un molino eólico de 5 kW. Puede que algunas de las instalaciones puedan incluso conectarse a la red eléctrica.
Estos centros de energía están concebidos como un negocio. Cobran alquiler por las baterías y por las lámparas. Tienen trabajadores locales entrenados para sus instalaciones, porque a menudo es necesario realizar alguna reparación. Durante la fase piloto, que ha durado unos pocos meses, han recargado las baterías 40.00 veces. -Uno de los centros de energía incluso ha dejado de aceptar nuevos clientes.
Gregor subraya que si se considera sólo la operativa del negocio, los tres centros tienen ya ligeros beneficios, aunque si se consideran los 2 millones de euros que se han invertido, aún queda mucha tinta roja en el libro de contabilidad. En verano haremos una recapitulación y tomaremos una decisión en consecuencia. Si se decide continuar adelante, se instalarán otros cien centros de energía, e incluso se llevará la idea a Asia.
En un artículo del Financial Times en su edición alemana, el consultor C.K. Prahalad afirmaba que este tipo de aventuras es totalmente factible. Calculó que el 60% de población más pobre de la tierra tiene 130.000 millones de dólares de poder adquisitivo; un enorme mercado potencial. -Cuando dejamos de ver a los pobres como víctimas y empezamos a reconocer que son consumidores y empresarios creativos, se abre un mundo nuevo de posibilidades.
Fuente: Solar & Wind Energy, junio 2009