Algunos expertos son detractores de la llamada 'economía del hidrógeno', porque al tratarse de un vector energético, seguimos siendo dependientes de una fuente primaria de energía que lo produzca. Estos expertos parecen haber olvidado la potencialidad de la energía solar y de las técnicas relacionadas que cada vez avanzan más rápido. A la izquierda apreciamos el proyecto de chimenea solar de Australia, con una altura de 1.000 metros. |
Hasta que el barril de petróleo no alcance un precio en torno a los 45 dólares, la transformación de la radiación solar en electricidad, y ésta en hidrógeno mediante la torre solar, no será rentable". A esta conclusión llegaron en los años 80, una vez concluído el diseño del primer prototipo en Manzanares (Madrid). Las cosas han cambiado bastante y hoy el Brent casi ha duplicado ese coste.
"Las instalaciones de chimeneas solares cobran ahora su sentido. El panorama energético se ha complicado y en estos momentos nuestra propuesta constituye una solución económica. No creo que los combustibles fósiles vayan a desaparecer, pero hay que fomentar aquello que sirva de transición y procurar que se llegue al 50% de uso de cada tipo de energía, apunta Björnulf Benatov, director general de Euroconsult, la empresa consultora que participó en el diseño del primer prototipo de torre solar.
Esta chimenea de experimentación fue encargada en el año 1981 mediante un acuerdo firmado con Unión Eléctrica, que contó a su vez con el patrocinio de los Ministerios de Industria y Energía más una inversión del Gobierno alemán. La idea no pretendía el uso directo de la electricidad generada, sino convertirla en hidrógeno por eléctrolisis del agua. "El hidrógeno es una fuente ilimitada de energía limpia, idónea para desarrollar las denominadas pilas de combustible, que constituye la base para el funcionamiento de los medios de transporte. Es almacenable y transportable", explica Benatov.
"Esta energía, más barata que los combustibles fósiles actuales, tiene como principal ventaja el que hace uso de luz tanto directa como difusa. Como el aire caliente pesa menos y sube, se trata de sacar partido a su ascensión. Mediante unos colectores solares a modo de invernaderos, se calienta y se hace subir por la chimenea que constituye la torre, donde unas turbinas conectadas a un generador se mueven y producen electricidad. Así lo solar y lo eólico se combinan, e incluso se puede reforzar su eficiencia si se usan acumuladores de calor bajo la superficie recolectora de los rayos para que devuelvan el calor acumulado durante el día por la noche".
La torre solar de manzanares, inagurada en 1984, con una altura de 194 metros y un diámetro de 10 metros, era capaz de generar una potencia de hasta 100 kK. La obra actual de ingeniería que, inspirada en aquel prototipo, se va a ubicar cerca de Ciudad Real producirá 40 MW. gracias a los 700 metros de altura que alcanzará.
Según anuncia Benatov, su construcción se iniciará en 2007. No obstante, a la par, la chimenea también ha inspirado a otros proyectos extranjeros, como la que se está construyendo en Mildura (Australia) y que tiene previsto entrar en funcionamiento en 2008. "La torre solar australiana conseguirá una potencia de 200 MW., tendrá una longitud de 1.000 metros, un diámetro de 70 metros y una superficie de colectores cercana a los 38 km2".
"Éste era el principal objetivo", subraya el directivo. "Construir chimeneas de al menos un km. para conseguir una potencia energética importante. No es ciencia ficción, terminaremos viendo, en el futuro, muchas torres de tales dimensiones por encima de los edificios. Estoy convencido de que igual que los autobuses actuales se mueven por gas, éstos se desplazarán gracias al hidrógeno, y las viviendas, de aquí a unos 20 años, también lo aplicarán".
Su construcción require superficies muy grandes en zonas de climas calientes. "Los terrenos desérticos resultan ideales, como los existentes en países con terrenos baratos, rocosos y soleados, por ejemplo Egipto".