Cookits empaquetados. Foto: solarcooking.org
Ante la falta de combustibles o leña para cocinar, cada vez se ve con más frecuencia en los países en desarrollo ingenios solares que posibilitan elaborar los alimentos mediante energía solar. Muchos de ellos -los llamados
cookits- han resuelto ya las necesidades alimenticias en campos de refugiados de todo el mundo. Son ingenios sencillos fabricados en cartón aluminizado, con un coste de unos dos dólares, que se venden en paquetes y que no hay más que desempaquetar y montar fácilmente.
Familia con cookit desplegado.
Foto: solarcooking.org Energía solar de concentración para cocinar
Pero el uso de la energía solar va mucho más allá que dispositivos sencillos. Estas soluciones -y otras de complejidad media, como la cocina solar parabólica KSol-, pueden servir para circunstancias puntuales, para familias aisladas en mundo rural sin posibilidades de encontrar otro tipo de combustible. Pero hay otras opciones. Ya en los años ochenta, el físico austríaco Wolfgang Scheffler comenzó a interesarse por la energía solar y a investigar su posible uso para colocar el
reflector en el exterior y cocinar dentro de una cocina convencional.
Techo de la cocina del templo, con los 108 reflectores.
Foto: mnes.nic.inEl resultado es el reflector de alto rendimiento Scheffler, una especie de tecnología termosolar de concentración, pero elaborada de la forma más sencilla posible, y con materiales disponibles en cualquier lugar del mundo. De hecho, está elaborado con perfiles de medidas comerciales de acero y espejos de vidrio. Los dispositivos parábolicos se orientan hacia un tubo donde se aloja un líquido que alcanza temperaturas de más de 400ºC, lo que produce un vapor a alta presión, que se inyecta en unos moldes huecos de metal, sobre los que se coloca las cazuelas, dentro de la cocina. La potencia calorífica aumenta si se colocan reflectores en paralelo, y de eso a cocinar para miles de personas, fue solo un paso.
El gobierno indio, que tiene un departamento especializado en energías renovables, se ha dado cuenta del gran potencial que tiene el astro rey en el subcontinente, y ha iniciado programas de fomento, financiando proyectos que usan esta tecnología.
Entre ellos, la cocina de Tirupati, que nombrábamos al principio del artículo, y que tiene la capacidad de cubrir las necesidades diarias de 18.000 personas.
Energía solar para procesos industriales
Pero el templo de Tirupathi no es el único. El complejo de Taleti, en Rajhastán, inició la tradición de cocinas solares de grandes dimensiones en 1999, y desde entonces la solar de concentración está que no para en India. El rendimiento de esta tecnología está teniendo repercusión entre industriales indios, y se ha comenzado ya su aplicación en otros usos, tales como lavanderías de dimensiones medias, como es el caso del Global Hospital de Mount Abu, construido en 2002.
Reflector Scheffler.
Foto: terra.org En marzo de 2006 se ha inagurado una lavandería que usa la energía solar a nivel industrial mediante esta tecnología: Gajaraj Cleaners, en India, que usa el vapor para la limpieza en seco, el lavado y el planchado. La empresa Kirlosker Copeland, Ltd. consigue vapor a una presión de entre 3 y 12 bares para limpiar a presión componentes de compresores.
Y esto es solo el comienzo. ¿ A qué empresario le amarga el dulce de producir con costes de energía cercanos a cero y con 0 emisiones de CO2?
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Reportaje sobre la cocina con energía solar