El nuevo material nanocompuesto de óxido-polímero es capaz de eliminar cualquier tipo de organismo dañino para la salud humana. Asimismo, se ha comprobado que este material se degrada completamente tras cumplir con su vida útil. El equipo, que ha aplicado estos materiales para el envasado de alimentos, contempla el uso de esta tecnología en materiales biomédicos como jeringas, catéteres, sondas, y en el desarrollo de bio-sensores.
El investigador del CSIC y director de la investigación, Marcos Fernández, que trabaja en el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica (CSIC), en Madrid, señala las ventajas del material: «Es capaz de aniquilar todo microorganismo dañino, como bacterias y hongos y después se autodegrada. Pero, además, se hace con un método sencillo y económicamente viable, cuyo uso se puede generalizar en la industria de plásticos».
Para introducir el carácter autodegradable y germicida, los investigadores utilizaron un fotocatalizador basado en óxido de titanio modificado que se incorpora directamente en el fundido del componente plástico. Éste óxido usa la luz solar como fuente de energía para degradar el plástico tras cumplir con su vida útil. El material inorgánico óxido no necesita ser liberado al medio, tal y como lo hacen la mayoría de los germicidas actuales, por lo que no libera ningún producto indeseado en el alimento.
El investigador del CSIC explica el proceso: «El sistema ha mostrando una eficiencia frente a microorganismos dañinos, incluso en condiciones de formación de bio-películas, no observada anteriormente en ningún otro tipo de biocida estudiado. Se ha analizado la degradación del sistema con luz solar y se ha comprobado la competitividad temporal del proceso respecto a métodos usuales de biodegradación, y la ausencia de autodegradación apreciable durante su vida útil».
«El control de las dos propiedades novedosas del sistema; la autodegradación y las propiedades germicidas, se logran ajustando la proporción de componente óxido en el nanocompuesto de acuerdo con las necesidades exigidas por la propia aplicación del sistema», destaca Fernández.
Junto a los investigadores del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica (CSIC) y el Instituto de Ciencia y Tecnología de Polímeros (CSIC), han colaborado científicos del Helmholtz-Zetrum fur Infecktionsforschung (Alemania).