Lo mismo que para el siglo XIX suposo la máquina de vapor. Eso es lo que puede significar la nanotecnología para el desarrollo técnico en nuestros días.
Mediante esta técnología se consigue controlar la materia hasta tamaños moleculares, incluso atómicos, con lo que se posibilita, por ejemplo, fabricar un tubo de dimensiones minúsculas –millonésimas de milímetro- en el cual cada átomo está en el lugar que el fabricante ha escogido para él. Este tipo de piezas son utilizadas para aparatos de altísima precisión.
El uso de esta tecnología va mucho más alla del simple cambio de escala de trabajo, dado que las nanopartículas no se rigen según las leyes de la física mecánica tradicional, sino según las de la física cuántica. Este cambio de propiedades de la materia a escala nanometríca implica, entre otras cosas, una mayor capacidad de catalización, una longitud de onda sintonizable, diferente resistencia, conductibilidad y elasticidad. Lo que a escala humana es robusto, a escala nanométrica puede dejar de serlo. Y al revés. Aprovechando el conocimiento sobre estas características, los nanomateriales ya se han utilizado para elevar las prestaciones de diferentes materiales de construcción hasta extremos que parecen salidos de las novelas de Isaac Asimov.
Algunas de las sorprendentes aplicaciones de la nanotecnología en el campo de los materiales es por ejemplo, el desarrollo de una pintura con propiedades de auto-limpieza y protección anti-grafitti. También existen ya recubrimientos de grosor nanométrico que protegen el acero de la corrosión, o material cerámico para tazas de W.C. que presenta una superficie completamente lisa a escala nanométrica, lo cual implica que se mantiene limpio y reluciente cada vez que se presiona la bomba de la cisterna, sin necesidad de limpiezas posteriores por parte del usuario.
La pequeña empresa norteamericana
Ecology Coatings ha desarrollado más de doscientas patentes de todo tipo de pinturas y barnices ecológicos basadas en un sólido viscoso sin disolventes que es lo suficientemente fluído como para extenderlo por las superficies, y que se seca en tres segundos. Y además, son más baratas que las pinturas tradicionales. Algunas de las grandes empresas del ramo ya se han echado a temblar. Y todo esto, sin mencionar su pintura plastificante para papeles, que ofrece un nanorevestimiento a prueba de agua pero que permite imprimir perfectamente.
En palabras de Ottilia Saxl, directora del
Instituto de Nanotecnología de Stirling (Gran Bretaña), “la nanotecnología nos ofrece la posibilidad de diseñar materiales con caracteristicas totalmente nuevas; nos permitirá cambiar las cosas que hacemos y cómo las hacemos.” Y añade “los materiales de construcción no serán una excepción, y también se verán afectados por la ‘nano-revolución”.
Uno de los productos que está entrando con más fuerza en el mercado son los nanoaditivos para el hormigón. En este caso, no nos encontramos ante materiales controlados átomo por átomo durante el proceso de fabricación; las nuevas técnicas han sido utilizadas sólo durante la fase de desarrollo del producto. La empresa
Cognoscible Technologies ha introducido en el mercado español un nuevo aditivo para el hormigón denominado Gaia, que vendría a sustituir el tradicional microsílice, y que ofrece al mismo precio múltiples ventajas frente a éste.
En palabras del director y fundador de la empresa, Miguel Ferrada, único ganador latinoamericano del premio Innocentive, el aditivo Gaia permite un ahorro de hasta un 40% de cemento. “Una botella de un litro de Gaia iguala a un barril entero de microsílice, cemento extra y superplastificantes –asegura-.
Lo que antes requería una viga de 2 metros de grosor para aguantar correctamente a los puentes,
ahora sólo requiere 75 cm. Si antes había que esperar 28 días para alcanzar altas resistencias de 80MPa, ahora sólo hay que esperar 1 día. Las vigas pretensadas que antes requerían 3 días y ser curadas con agua al vapor para estar listas, ahora sólo requieren 1 día y no necesitan agua. “
“El reto surgió –continúa- en 2003, cuando la mayor mina subterránea de cobre en el mundo, El Teniente, situada en Chile, me solicitó una mejora del microsílice que utilizaban en su hormigón”. Ferrada tenía ya experiencia en nanotecnología y creó un aditivo en el que trabajó no sobre las micropartículas del sílice, sino sobre sus nanopartículas, con el objetivo de aprovechar las propiedades que ese material ofrece a nanoescala.
El nuevo producto, denominado Gaia, es el primer aditivo sustitutivo del microsílice que se vende en estado líquido, con lo cual desaparece la generación del polvo de sílice, peligroso para la salud de los operarios. Esta característica, entre otras, permite que Gaia sea susceptible de ser utilizada en procesos que cumplen el stándard mediombiental ISO 14001. Desde entonces, El Teniente ha prohíbido el uso de microsílice en sus instalaciones.