A quienes entonces ya estábamos introducidos en el sector renovable, en 2005 nos parecía que se aproximaba una revolución energética ante la perspectiva de la entrada en vigor del Código Técnico de la Edificación en 2006, que obligaba por ley a incluir una serie de medidas en todos los edificios de nueva construcción, entre ellas instalar energía solar térmica para la generación de agua caliente, o el alumbrado de alto rendimiento para las zonas comunes. Pero eso sólo ha sido el principio de la revolución energética.
Los países europeos tienen de plazo hasta finales del 2010 para presentar su plan de acción. Para lograr estos objetivos, se establecerán medidas financieras tales como facilidades fiscales, reducciones del IVA en bienes y servicios asociados a las renovables y a la eficiencia energética y subvenciones directas.
Los edificios ya existentes también deberán adaptarse al nuevo modelo energético, aunque lógicamente los criterios no serán tan estrictos como para los edificios nuevos; los Estados miembros deberán ocuparse de definirlos.
Tal y como el Código Técnico de la Edificación también hizo en su momento, se establecerán una serie de excepciones, edificios que no estarán sometidos a esta normativa, tales como los edificios religiosos, históricos, las casas menores de 50 m2 y algunos más.
Así mismo, se instalarán contadores inteligentes en todos los edificios, que miden no sólo el consumo energético sino también cuándo se incrementa.