Estaciones móviles de tratamiento de aguas que se autoabastecen con energía serían una solución asequible para muchas comunidades que no pueden pagar los altos costos que generan la conversión de agua salina o estancada en agua apta para el consumo.
Grandes plantas de desalinización de agua marina procesan en un día unos 50 millones de litros cúbicos que al final puede ser consumida. Muchos países costeros utilizan esta compleja técnica que requiere de enormes cantidades de energía.
Las grandes desalinizadoras son aptas, sobre todo, para las regiones secas y semisecas. Pero tierra adentro, el problema de la falta de agua potable es cada vez más agudo.
“Dichas regiones interiores tienen una débil infraestructura y, a menudo, no cuentan con alumbrado eléctrico. Por lo que las desalinizadoras tradicionales no son ninguna opción”, aclara Joachim Koschikowski, del Instituto alemán Fraunhofer para Energía Solar (ISE), con sede en Friburgo. Un equipo de científicos en torno a Koschikowski ha desarrollado en los últimos años, con la ayuda financiera de la Unión Europea, dos tipos de estaciones desalinizadoras autónomas, gracias al autoabastecimiento de energía ganada con baterías solares.
“Nuestras estaciones de tratamientos de aguas se basan en la destilación por membranas”, dice Koschikowski. De cómo funciona la destilación se aclara en la función de una chaqueta de Goretex: una capa evita que el agua traspase el material y llegue a la piel. Al mismo tiempo, el vapor de agua que se forma debido a la transpiración es expulsado hacia fuera. â¨
“En nuestra planta se calienta el agua marina, la cual se pasa por una membrana microporosa que repele el agua líquida. Al otro lado de la membrana fluye agua potable fría. Las distintas presiones, que resultan de la diferencia de temperaturas hace evaporar una parte del agua salina que entonces traspasa la membrana”, aclara Koschikowski. La sal se queda pues como residuo. El vapor de agua se condensa al enfriarse al otro lado. Así obtienen los técnicos alemanes agua libre de patógenos y lista para beber.
Los investigadores han construido hasta ahora dos sistemas diferentes de plantas autoabastecedoras de energía. “Nuestro sistema compacto para 120 litros de agua fresca por día se compone de recolectores de energía solar de seis metros cuadrados, un pequeño módulo fotovoltáico para proveer una bomba y, por último, del módulo de desalinización”, explica Koschikowski.
En el sistema de doble circuito en cambio, los módulos de desalinización son conectados paralelamente, de tal forma que pueden ser tratados varios metros cúbicos de agua por día.
Los costos por metro cúbico, o sea 1.000 litros, de la conversión de aguas salinas o estancadas en agua potable están calculados en 10 euros. “Si estos costos se comparan con lo que los habitantes de muchas regiones en emergencia hoy día pagan por la misma cantidad de agua o refrescos embotellados, nuestras plantas alemanas de purificación de aguas se convierten rápidamente en rentables”, asegura el científico.
Ya en las islas españolas de Gran Canaria y en Jordania se están desarrollando trabajos de experimentación en el campo. Los resultados han sido hasta ahora tan exitosos que a mediados de este año Alemania lanzaría al mercado esta práctica innovación.
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